3.Jin-Ah kim

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¿Por qué seguí a una desconocida? Quizá porque era hermosa o porque estaba demasiado ebria como para negarme

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¿Por qué seguí a una desconocida? Quizá porque era hermosa o porque estaba demasiado ebria como para negarme. Tal vez fue porque ella era la única persona viva que había visto en meses.

Pensaba estas y otras cosas mientras me encontraba acostada en el asiento de atrás de una vieja camioneta, desde donde podía ver a la desconocida manejar. No sabía qué esperar, a dónde íbamos, quién realmente era ella o por qué estaba allí.

—¡Despertaste! Por un momento pensé que te habías muerto —dijo Jin—ah mientras sorteaba unos cuantos obstáculos, era evidente su destreza para manejar.

Yo no tenía nada para decir, por eso me limité a mirar por la ventana, tratando de adivinar a dónde me llevaría.

—Entonces... no eres muy conversadora —dijo mientras detenía el auto en lo que parecía un refugio rodeado de tablones de madera. Era una casa rodeada por unos cuantos edificios.

—Hablas mucho... —me quejé.

—¡Oh!... la señorita puede hablar, por un momento pensé que te habías quedado muda.

Jin—Ah salió del coche, miró los alrededores antes de acercase a la puerta bloqueada, luego le dio 3 toques, tal vez era una clase de código.

Eso me indicaba que no estaba sola, el sólo pensar en lo que me esperaba detrás de esas puertas me ponía algo ansiosa.

—Princesa, acaso estás esperando una invitación —dijo Jin—Ah, viendo que yo aún permanecía en el vehículo después de que alguien abriera la puerta del refugio.

Ella me había dejado sola en la camioneta, quizás esa era mi única oportunidad para salir de ese lugar conduciendo.

—Soy una idiota... —murmuré mientras dejaba ir mi única oportunidad de escapar.

Me bajé del coche. Aquel sitio al que ella me había llevado, no era ningún lugar que pudiera reconocer.

—Qué alivio, por un momento pensé que te robarías mi coche —Dijo Jin—ah, dejando salir una carcajada.

"Estuve a punto de hacerlo" — dije para mis adentros mientras miraba a la maldita de rostro hermoso. Ahora tenía que aceptar las consecuencias de mis actos, probablemente este era un refugio de caníbales o algo parecido.

Al acercarme a Jin—Ah, pude ver quién había abierto la puerta, era un niño.

—Ya regresé, mocoso, y traje a una invitada.

—Noona... Los ancianos ya te habían hablado sobre traer extraños al refugio.

—No te preocupes, ella es buena chica —afirmó Jin—ah con una sonrisa.

Luego me miró, se detuvo y tomó mi mano, arrastrándome al interior del refugio.

—Chloe, este es el refugio del cual te hablé. —aseguró sin soltarme la mano, mientras parecía buscar un lugar en específico.

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