El sol brillaba a través de las cortinas, despertándome de mi sueño. Cuando abrí los ojos, me encontré con Jin, sonriéndome. Su sonrisa era contagiosa, y pronto, yo también sonreí.
—Buenos días, Chloe.
—Buenos días, Jin —le contesté.
Era verdad todo lo que había pasado el día anterior. No lo podía creer, pero allí seguía. Estaba sana y salva en un refugio. Parecía un sueño, demasiado bueno para ser real. Pero, aunque me pellizcara, el sueño no terminaba.
A pesar de eso, no podía evitar pensar en lo sospechoso que se veía todo aquello. Sin darme cuenta, la expresión de mi rostro se oscureció. Jin parecía haber notado mi cambio de expresión, ella desvió la mirada y por momentos pensé haber notado un ligero cambio también en su rostro.
—¿Has dormido bien? —Dijo Jin regresando a mirarme.
Me pareció muy extraña su actitud.
—Sí —le respondí, sosteniendo su mirada.
—Me alegro —dijo Jin, sonriendo—. Debes tener hambre. Vamos a desayunar.
Algo estaba mal. ¿Estaba siendo demasiado desconfiada? Una idea en mi cabeza me impelía a cuidarme de tanta calma. ¿Sería una especie de síndrome post guerra?
Asentí y la seguí fuera de la tienda. El aire era fresco, y el sol brillaba con fuerza. Era un día precioso en este pequeño infierno que ahora llamábamos tierra, aunque sabía que era la primera vez que había estado aquí. Algo simplemente me era muy familiar.
—Vaya, qué azul está el cielo —dije mientras caminábamos por los pasillos.
Jin permanecía callada, solo sonreía. Ciertamente el cielo irradiaba un azul pacífico y acogedor. Me hubiera gustado quedarme a contemplarlo por un largo tiempo.
—Sí, lo está. —dijo de repente, y me cogió de la mano, llevándome hacia el comedor—. Después de comer te presentaré a mis amigos... Son muy buena gente, seguro que te querrán.
La sonrisa de Jin era marcada. En sus mejillas se formaban pequeños hoyuelos. Aunque todo parecía tan bueno e increíble, el sentimiento de incertidumbre inundaba mi ser.
—Vale, pero antes vamos a comer —decidí devolverle la sonrisa.
Caminamos tomadas de la mano hacia el comedor. La gente nos saludaba a nuestro paso. Parecían amables y contentos. La expresión de sus rostros era tan simpática, que parecía como si me conocieran desde hacía muchos años.
Caminando al comedor sentí que alguien se acercó desde atrás, y volteé para cuidar nuestra espalda.
Allí venía una mujer que andaba al mismo ritmo que nosotras. Nuestras miradas se cruzaron, estaba segura de que la expresión de aquella desconocida reflejaba odio.
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Pandora
Mystery / Thriller"Tu no eres diferente, tu también eres un monstruo" El mundo tal y como lo conocíamos ha cambiado para siempre. Un virus mortal de origen desconocido ha causado estragos en la humanidad, dejando la civilización en ruinas. En esta nueva realidad, la...