Capitulo1

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En medio de la espesura del bosque profundo, cerca de donde corre el riachuelo helado donde beben los animales salvajes, se encuentra un lobo gris comiendo presuroso cerca de unos arbustos de arándanos. Pero esas manchas en su hocico no son de ese violeta azulado, sino más bien de un rojo escarlata intenso, muy parecido a la sangre. Justo debajo de sus patas manchadas del mismo tono, se encuentra un pálido, delgado e inerte brazo humano.

En la autopista principal de esa pequeña ciudad fría, rodeada de árboles que fácilmente podrían tragársela por su tamaño, hay un desfile de autos ostentosos que viajan todos en la misma dirección, camino al norte. En esa dirección se encuentra uno de los tesoros más representativos de Oak City, el Internado Benedikt Lykos. Este es una de las escuelas con más prestigio del país, a la cual muchas familias de la élite desean que sus hijos pertenezcan. Sin embargo, muy pocos son aceptados debido a su riguroso examen de ingreso y entrevista personal. Aunque terminar el año es la prueba más difícil de todas.

Los autos ingresan al internado y se estacionan. Del interior salen señores de trajes negros y corbatas de seda, al igual que mujeres con los vestidos más caros que un ser humano pueda pagar. Todos ellos se miran entre sí con juicio y luego proceden a fingir una sonrisa mientras se saludan como si fueran amigos de toda la vida. Ingresan por la puerta principal de uno de los pabellones del internado, el cual los lleva al salón principal de fiesta y reuniones. En el medio del salón, se encuentran sentados un grupo de alumnos vestidos con togas y birretes, observando el estrado. Allí se encuentra parado Markus Lykos, el dueño y director, quien vigila a todos desde arriba.

Un último carro se estaciona afuera. De él se baja un hombre mayor de unos 65 años, que tiene todo el cabello canoso al igual que su larga barba. Viste de traje blanco con un pañuelo carmesí que rodea su cuello. Junto a él se encuentra una señora esbelta y elegante, de cabello lacio y completamente negro como sus ojos. Luce un vestido corto blanco que tiene una correa roja en la cintura. Ambos caminan hacia el salón sin esperar al último integrante que sale recién del vehículo. Una adolescente de cabellera desordenada color zanahoria y piel pálida que se pone roja por el frío de esa ciudad. Lleva puesto un vestido blanco hasta los tobillos que cubre con un abrigo largo rojo y unos tacones del mismo color que le causan dificultad al caminar. Ella ingresa apresurada buscando con quiénes vino. La mujer que entró antes la ve y la agarra del brazo para llevarla rápido a sus respectivos asientos.

— ¿Tenías que demorarte tanto? Te dije que hicieras algo con tu cabello, parece que te acabaras de levantar —dice aquella mujer enojada mientras observa que las demás personas no la estén viendo.

— Les dije que no quería venir, pero ustedes insistieron — responde la chica incómoda.

— Fue decisión de tu abuelo que estés aquí, si fuera por mí ni siquiera saldrías de tu habitación.

— Allyson, Anna Sofia, guarden silencio.

— Me quiero morir — Ally susurra fastidiada, mientras observa todo. Su abuelo la mira de reojo, pero no dice nada.

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