Creo.|| Nicolás Otamendi

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Nicolás.

Estaba sentado con las piernas de Lupe encima de las mías e inconscientemente le daba suaves caricias, baje mi vista y mordí mi labio al ver como su piel se erizaba, no sé si por la brisa o por mis caricias. No quería irme a dormir, no quería levantarme y mucho menos separarme de al lado de Lupe.

—Soy fan de la estrellas y la luna... —Levanté mi vista al escucharla hablar, ella giro a verme y sonrió. — Es como que siento que la luna es tan... No se es inexplicable, pero me parece hermosa sea como este, luna llena, media luna, siempre brilla e ilumina. —Volvió la vista hacia la luna. Asentí mi cabeza y copié su acción.

—Tenes razón, siempre la vi y me gusto es lindo ver el cielo. —Tomé mi cerveza y dejé la botella vacía sobre la mesa, Lupe me copio bajando sus piernas y dejando su cerveza vacía en la mesa. — ¿Queres que vayamos a caminar a la playa? De noche es hermoso... —Giro a verme con sus ojos abiertos y asintió con su cabeza.

—Estaba por preguntarte lo mismo... —Me levanté y tome su mano para ir hacia la salida privada que tenía la casa, bajamos con cuidado. Gire a verla y la abracé por los hombros acercándola hacia mí logrando que ella pase su mano por mi cintura mientras caminábamos. No puedo explicar bien que es lo que me pasa pero necesito abrazarla, estar en contacto con ella, nunca fui una persona que le guste esto de los abrazos, besos, pero ella hacía que quiera abrazarla constantemente... En realidad, quería protegerla, que nada ni nadie llegue hacerle nada ¿Por qué? ¿Por qué este sentimiento? Hacía nada que la había conocido pero me hacía sentir miles de cosas que no puedo explicar con palabras. — ¿Nico? —Habló Guada, baje mi vista hacia ella logrando que se ría. — Te estoy hablando hace rato y estabas colgado mirando a la nada ¿Qué te paso? —Mordí mi labio dejando de caminar, logrando que ella quede frente a mi.

—Es que... No aguanto más Lupe. —Negué con mi cabeza, ella solamente cambio completamente su rostro sin entender que era lo que pasaba. Relamí mis labios y me acerqué más hacia ella. — Perdón, pero necesito hacerlo... —Murmuré para después tomar su rostro entre mis manos y besar sus labios, de manera suave y lenta. Al principio Guadalupe se quedo estática, pero solo fueron unos segundos porque tomo mis antebrazos juntándose más a mi cuerpo y correspondió mi beso, de la manera más suave posible, logrando que todo mi cuerpo sienta una electricidad que nunca pensé volver a sentir. 

Después de unos minutos de besarnos nos separamos, di suaves caricias en su mejillas y sonreí al ver como se quedaba con sus ojos cerrados. Comencé a repartir varios besos por su rostro.

—No lo pienses tanto Guada, fue un beso... —Murmuré y ella abrió los ojos para mirarme.— Si queres te doy otro. —Volví a acercarme y besar sus labios, ella dejo escapar una risa y correspondió mi beso.— Déjame ayudarte y conocerte ¿te parece? —Besé tiernamente su mejilla. Ella solamente me miraba, mordió su labio mirándome para después de un rato asintió con su cabeza.

—Prométeme que no va a pasar nada malo, que este infierno va a desaparecer, prométeme que me vas a ayudar a salir... —Murmuró y sus ojos se aguaron un poco.— No quiero sufrir más... —Y eso termino de romperme el corazón. 

—Te prometo que te voy a ayudar Guada, te prometo que no te va a pasar nada malo. —Volví a besar sus labios.— Vamos a salir de ese infierno los dos juntos... —Se separó para abrazarme de golpe y acurrucarse en mi pecho, la abracé con fuerza y di suaves caricias en su espalda. 

Levanté mi vista hacia el cielo y mire la luna... Por favor, ayúdame a devolverle la felicidad en la vida a esta chica. 

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