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Guadalupe.




¿En qué momento pensé que era buena idea subir una foto? ¿Qué fue lo que paso por mi cabeza? Sos una ridícula Guadalupe, con todas las letras. Bloqueé mi celular, no había leído las otras respuestas de Matías a mi historia y tampoco quería hacerlo.

Llegamos a la fiesta, era en la playa y la parte del bar en un parador. Nunca en mi vida me iba a imaginar estar en una fiesta así, era las típicas de las películas o las que veía en internet. Mire hacia lo que era la pista de baile y mordí mi labio, estaba lleno de gente.

— ¿Si te saco a bailar vas a cambiar esa cara de culo? —Me habló Nicolás levantando una ceja hacia mí, parándose a mi lado para después recargarse contra la columna que teníamos a nuestro lado y paso su brazo por mi cintura acercándome a su cuerpo, me destruía cuando hacia eso. Apoyé mis manos en sus hombros sonriendo.

— ¿Qué estas tomando? —Señalé su vaso, el lo estiro hacia mí, lo agarre y fruncí nariz. — Que miedo, me estoy jugando el hígado... —Bromeé y tome un poco, rezando no ser torpe y volcarme por Nicolás no dejaba de ver cada movimiento que hacía y eso me ponía nerviosa. Le pase el vaso ya asentí con mi cabeza. — Muy rico ¿qué es?

—No te puedo decir, es un trago que invente yo... Bueno el de la barra y yo porque le tuve que pasar la receta secreta para que me lo prepare. —Rio y llevo su mano a mi mejilla para después besar mis labios, de manera suave y lenta mientras daba caricias con su dedo sobre mi mejilla. Dios... Soy yo de nuevo, si esto es un sueño no me despiertes nunca más.

Sentí como alguien apoyaba una mano en mi espalda y tuve que separarme, de mala gana, cuando gire vi a Linda riendo.

—Perdón por interrumpir este momento, pero quiero ir al baño... —Sonrió y se encogió de hombros, teníamos noventa años cada una pero seguíamos acompañándonos al baño, códigos de amiga. Asentí con mi cabeza riendo, mire a Nico le di un último beso para después acompañar a Linda. — Uy amiga... Lo tenes hasta las manos eh. —Habló corriendo su vista hacia adelante. — No te saca la vista de encima.

Gire mi cabeza y vi a Nicolás mirándome con una sonrisa, bueno esa imagen no me la voy a olvidar nunca, apoyado contra la columna con una mano en el bolsillo de su pantalón, en la otra el vaso con su trago mágico y una sonrisa mirando hacia mi dirección ¿Es real? En algún momento voy a caer de que si, todo esto está pasando.

Cuando llegamos a los baños por suerte no estaba esa fila eterna, me apoye contra la pared mientras esperaba a Linda, me mire en el reflejo del espejo y me sonreí, estaba... Distinta, mi cara era otra, volví a tener ese color en mi rostro, esa sonrisa que extrañaba y esa chispa que en sus momentos pensé que nunca más la iba a volver a tener, pase mis manos por mis mejilla y las masajee un poco, Guada mañana te van a doler de sonreír mucho y agradezco que sea por eso y no por otra cosa.

Volvimos con Linda y los chicos estaban hablando y riendo entre ellos, que hermoso que se lo veía riéndose ¿Quién pudiera tener ese perfil? Linda me habló compartiéndome de su trago así que deje de acosarlo a Nicolás con mi mirada y me puse a hablar y bailar con ellas. Los chicos se unieron un rato después y empezamos a tomar entre todos, bailar y joder. Obviamente la joyita y las mejores risas se las llevo el Papu haciendo esos bailes trambolicos que él solo sabe, sus "pasos prohibidos".

Cuando el sol empezó a asomarse dijimos que era momento de volver. Fuimos todos caminando hacia la casa y parecíamos unos boludos riéndonos o haciendo jodas, cual pibes de quince años.

Llegamos a la casa y entramos con cuidado y cada padre fue al cuarto de sus hijos a controlar que estén bien. Yo fui a la cocina a tomar un poco de agua.

—Hay que bajar el fuego de tanto alcohol ¿no? —Habló Nicolás entrando a la cocina y copiando mi acción tomando un poco de agua. Solamente asentí con mi cabeza riéndome. Se asomo en la puerta para después volver su vista hacia mí, se acerco y me abrazo por la cintura. — ¿Dormís conmigo? —Murmuró en mi oído, mi piel se erizo por completo y sentía que me iba a morir. Dio un suave beso en mi cuello para después separarse y tomar lo que quedaba de agua en su vaso. — Te espero... —Me guiñó el ojo y salió de la cocina.

La puta madre... Nicolás Otamendi me acaba de invitar a dormir con él. 


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⏰ Última actualización: Jan 19 ⏰

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Creo.|| Nicolás OtamendiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora