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Oh mi dios, me va a costar MUCHO darle un final digno a esta aberración, hice lo que pude así que disfruten mis queridos lectores.

***

Jade

—Mi malvavisco se derritió —Cat hizo un puchero. Los seis estabamos reunidos en la fogata del dichoso campamento al que Sikowitz nos sometió solo con el propósito final de hacer una obra sobre unos excurxionistas. Según él nos hace falta "instinto de naturaleza".

—Rojita, tienes que dejarlo menos tiempo en el fuego —dijo André.

Yo estaba abrazando a Tori, corría mucho viento y la pobre no dejaba de temblar.

—¿Contamos historias de terror? —les pregunté con una sonrisa malvada.

—¡Ay no porfis no! —Cat se tapó los oídos y cerró los ojos.

—¿Qué es una fogata sin historias de terror? —agregó André.

—¿Tú quieres oírla amor? —Tori asintió, estaba apoyada en mi hombro, bostezando y tiritando a pesar de que teníamos una manta.

—Bien, había una vez, un hombre viejo y solitario-

—¡Suficiente! —me interrumpió Cat, pero la ignoré, Robbie le tapó los oídos.

—Él, cada vez que abría la ventana que daba a su jardín, veía una sombra humana colgando del árbol. Todos pensaban que estaba loco, hasta que un día se acercó para verla más de cerca, y sintió una fuerza divina que le jalaba el cuello como una cuerda, todos pensaron que se había ahorcado, pero resulta que el árbol estaba maldito, y no es el único, cuentan la leyenda de que entre los árboles del bosque se encuentran muchos como aquel, Fin.

Todos me observaron con miedo y confusión cuando terminé de narrar la historia, que por cierto inventé cuando era niña, todos menos Tori, ella se había quedado dormida en mi hombro, tal vez no era tan aterradora como la recordaba.

—¿Entonces el árbol tenía vida? —preguntó Beck tan perdido como siempre.

—No Beck, o sí, es interpretativo, Tori se durmió, me la llevo a la carpa.

Cat dormía con nosotras pero se quiso quedar más tiempo asando malvaviscos, me llevé a Tori en brazos hasta la carpa, donde improvisamos una cama con un montón de mantas y cojines. Cuando la dejé en el suelo abrió los ojos algo confundida.

—¿Ya vamos a dormir?

—Tú te quedaste dormida mientras contaba mi increible historia.

—No, en realidad la escuché completa porque no estaba durmiendo.

—¡Pequeña mentirosa! ¿Sólo querías que te cargara en brazos no es cierto?

—Sí, y también quería estar sola contigo —me acurruqué a su lado, hacía frío pero nos cubrimos con 3 mantas, el suelo estaba duro y olía a tierra, pero estar al lado de ella lo volvía todo más pasable, incluso diría un poco romántico. Los chicos afuera comenzaron a poner música, no parecía que Cat viniera a acostarse muy temprano.

—¿Te divertiste hoy en el campamento? —le di un besito en la nariz.

—Dejando de lado los mosquitos, el tener que armar las carpas y cuando Robbie orinó en mi cubeta, sí. ¿Y tú amor?

ENEMIGAS CON DERECHO//JORIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora