Está embarazado, otra vez.
Había estado teniendo mareos y continuos vomitos. Además de que desde unas semanas para acá, sólo quería comer tómate, tómate en el desayuno, almuerzo, merienda y cena. Todos los días y a todas horas quería comerlos.
Sarada y Boruto ya se habían dado cuenta, que algo estaba mal. Cada vez que lo veían caminar por la casa era con un tómate en la mano, se los comía como si fueran frutas. Agradecía al cielo que Sasuke anduviera por Suna, con los tratados de paz y bla, bla.
Kurama esa noche se había estado riendo, y Naruto entendió. Conoce tan bien al zorro que con una sola risa pudo atar los cabos y todo.
—Estoy embarazado otra vez, ¿no? —Le preguntó al zorro.
Otra vez embarazado, no lo tomen a mal, él está encantado, porque es un integrante más a su familia, a su vida, para dar más cariño, para amar. Sólo de pensar en otro niño quería llorar.
—Así es, cachorro —respondió con una sonrisa su amigo zorro.
Ahora sí, estaba llorando, llevó sus manos a sus ojos para cubrirlos.
—Cachorro, no llores, sabes que no me gusta verte llorar. —Kurama se quejó, podía ser un masa de chakra, puede ser el biju más poderoso, pero ver llorar a Naruto, simplemente no podía soportarlo, él terminaba también sintiendose algo mal.
Estiro una de sus colas y agarró a su mocoso, y lo acostó en sus colas. Naruto había dejado de llorar, pero aún tenía sus ojos vidriosos. Pero tenía una temblorosa sonrisa.
—Habia pensado que sólo podía mantener un embarazo —dijo Naruto tan bajito.
—Eso pensé al inicio, pero tú eres Naruto, el ninja que sorprende al mundo —Kurama soltó una sueva risa—, lograste que tú cuerpo se acostumbrara, así que estoy seguro que sera un embarazo menos riesgoso.
—Pero... —empezó a hablar.
—Pero cualquier cosa que pase, estaré ahí para proteger y dar así sea todo mi chakra, Naruto.
Y el rubio empezó otra vez a llorar, se sentía tan feliz, amado, protegido y ahora que esperaba un niño más, se sentía tan feliz que lloraba de ello.
—Cachorro, ¿qué te he dicho de las lágrimas?
—Perdón, Kurama, perdón —susurraba con una sonrisa. Para después bajarse de las colas de su compañero y se acercó hasta estar a la par de su hocico.
—No. —Se negó el zorro, sabía las intenciones de su portador.
—Sí, Kurama.
Naruto emocionado abrazo su hocico, juntando su pequeña frente con la gran cabeza del biju, Kurama se dejó hacer, pero en el fondo sabía que estaba cómodo y que apreciaba mucho esto.
—Muchas gracias, Kurama —Naruto se alejo para verlo a los ojos—, te quiero mucho —susurró y le dejo un pequeño beso en el hocico.
Kurama no habló, se mantuvo en silencio mientras veía la gran sonrisa de Naruto.
El rubio era como su hermano pequeño, y lo quería como un biju pudiera querer y en todo caso está agradecido de conocer a Naruto y aún siente culpa de todo lo causado por los aldeanos.Cosa que Naruto en repetidas ocasiones le ha dicho que no es ni será su culpa.
—¿Cómo le vas a decir al Uchiha está vez, cachorro?
—Eso estaba pensando, ¡Ya sé! Su cumpleaños es mañana, mañana se lo diré.
—Sera un buen regalo de cumpleaños —Kurama sonrió.