Capítulo 2

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Mis dedos se mueven ansiosos sobre el cuero del asiento mientras que mi sonrisa se hace aún más extensa al mirar la maravilla que visualizo por la ventana del jet, hace tan solo unos minutos que el paisaje que tanto conozco ha surgido de la nada.

Miles de kilómetros se extienden bajo mi, un lugar totalmente asombroso, el cual cada vez que lo veo sigo amando igual que la primera que lo vi siendo solo una niña de tan solo ocho años.

Leviathan.

La isla donde prácticamente me he criado bajo su cobijo y su seguridad impenetrable, el lugar donde he sido más feliz.

Mis ojos observan desde el cielo toda la extensión de la isla, más de 208,6 km² descubiertos y construidos, y otros dos km² mas de bosque y montañas, las cuales se ven en todo su esplendor desde esta posición.

Aprecio como en ciertas partes de la isla todavía se ve la esencia salvaje, un total paraíso para todo ser humano, o como comúnmente la llaman el Edén de los mortales.

Mi mirada sigue absorbiendo toda su belleza mientras me abrochó el cinturón sabiendo que en pocos minutos descenderemos hasta uno de sus aeropuertos.

Mis nervios se hacen presentes tanto por volver a la que considero mi casa al igual que ante la inminente sorpresa que se llevará mi madre al verme de nuevo en la isla.

Hace dos semanas tomé la decisión de volver pero en ningún momento ella ha sido notificada de esa decisión ya que convencí a Vlad para darle una sorpresa aunque después ambos nos llevaremos una regañina pero merecera la pena.

Estás semanas he estado ansiosa con este momento hasta que al final ha llegado, después de haber dejado mi vida anterior atrás para volver a mis raíces.

Miro a mí protector el cual también se ve feliz al volver al sitio que lo acogió al igual que a mí, el llegó mucho después a este impresionante lugar, en cambio yo llegué aquí tan solo siendo una niña pero eso no impido que me enamorará de las personas que habitan en este lugar.

—Me gusta ver ese brillo que tienen tus ojos, hacia tiempo no lo veía —dice el mientras que me observa con una sonrisa antes de inclinarse un poco hacia mi—al final si va a ser una buena decisión haber vuelto—dice mientras que sus ojos se desvían hacia la ventanilla del jet observando lo mismo que yo.

Nuestro hogar.

Pienso en sus palabras sabiendo que tiene toda la razón, estar aquí de nuevo me hace ser aún más feliz de lo que soy, a pesar de todo lo que ha ocurrido los últimos meses en mi vida este chute de felicidad me hace creer que voy a volver ser yo en poco tiempo.

Respiro profundamente cuando el jet al final empieza a descender sobre la pista que está justamente echa en uno de los acantilados de la isla, lo cual es demasiado peligroso si el piloto no es un experto, pero teniendo a los mejores contratados por la isla no hay ningún miedo en mi.

Esta es una de las medidas que tiene la isla en cuanto seguridad, el poner muy difícil su entrada tanto por aire como por mar, es lo que hace que este lugar sea totalmente impenetrable por todos los enemigos de las personas que residen tanto esporádicamente como habitualmente en la isla.

Siempre ha sido así, aunque bajo el mando de la Madame todo se intensificó mucho más, al igual que se añadieron más normas para la perfecta convivencia en la isla, lo cual lo hace un perfecto sitio de descanso para personas demasiado importantes que viven aquí o se esconden.

Una vez que el jet toca tierra me quito el cinturón totalmente ansiosa por salir de aquí después de haber estado diez horas metida en estas cuatro paredes, aunque he cambiado varias veces de jet he pasado mas tiempo en el aire que en tierra.

Sometida ante el pecado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora