Capítulo 84

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No se qué me duele más en estos momentos, el recuerdo de sus palabras hace tan solo unas horas o el hecho de que apesar de eso no pueda cambiar absolutamente nada.

Intento controlar mis lágrimas aunque en un vano intento, llevo más de cuatro horas mirándolo sin poder dejar de llorar.

¿Porque ha tenido que declararse en estos momentos?

Me levanto del borde de la cama y empiezo a caminar de un lado a otro, me siento impotente al recibir esas palabras de el cuando lo único que va a obtener de mi va a ser una traición.

Porque si, lo he evitado en todo momento, pero después de la reunión de anoche, no me queda otra que traicionar al hombre que amo.

Puede que eso lo lleve a la victoria cuando se entere de mi plan, pero nunca más volverá a confiar en mi, ya no me dirás más un te amo, solamente quedará el recuerdo del primero.

Me sentí tan amada después de que el confiara finalmente en contarme su historia, de que abriera su alma hacia mi mostrándome su parte mas vulnerable, haciéndome ver que al final mi amor si ha llegado hasta el final como quería.

Solamente pude disfrutar de los primeros segundos antes de que me diera cuenta de ese momento ya no se repetiría más, su amor hacia mi desaparecerá tan pronto como ha llegado.

Me paro nuevamente al borde de la cama donde el está durmiendo ajeno a todo lo que está pasando está noche.

No me ha quedado otra que drogarle la bebida para hacer que no se despertará cuando yo me marchara, comprobé que funcionaba la noche anterior a la perfección, lo que ocasionó que no se despertara al irme por la mañana.

Le he dado la dosis justa, dándome unas horas de ventaja, no necesito más, al igual que no quería provocarle algún daño al hombre que más amo.

Respiro profundamente intento no sollozar más, necesito estar fuerte, debo dejar las emociones a un lado, por lo menos el tiempo suficiente para no cometer una imprudencia.

Me acerco a él subiendo nuevamente a la cama y poniendo mi cabeza en su pecho desnudo hasta que escucho su corazón latir bajo mi oreja, lo que logro que más lágrimas salgan de mi interior.

Por momentos creo que no podré traicionarlo, es lo último que quería pero en estos momentos el no es todo lo que me importa, y se que debo hacerlo.

Cojo su mano y la aprieto contra la mía atesorando este momento, necesito coger algo de fuerza suya para seguir adelante.

Ahora no puedo pensar en otra alternativa, puede que las haya, pero ya está todo planeado.

Todo saldrá bien.

—Se que está traición te destrozara aún más, lo sé lobito—empiezo a hablar en susurros aunque se que el no se despertará—pero no lo hago solamente por ti o por mi, lo hago por el—hablo llevando nuestras manos juntas hacia mi abdomen donde estiró su mano sobre el volviendo a sacar un sollozo de mis labios—vas a ser papa—digo algo que tendría que haber dicho hace mucho.

Mis lágrimas caen sobre su pecho sin poder detenerlas, esto no debería haber pasado así, debería ser un momento especial y no en una despedida.

—El es tan fuerte como tú, está luchando contra viento y marea para seguir en mi interior—digo nuevamente mientras que respiro profundamente—por eso yo no puedo fallarle, también debo luchar—digo convencida y con un poco más de decisión—sabemos que tú también lo harás, nos encontrarás—digo algo que va a pasar.

Nunca he dudado de él, se que va a lograrlo a pesar del dolor y de la traición, el va a llegar a nosotros, otra cosa es muy diferente es lo que pasará.

Sometida ante el pecado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora