Capítulo 91

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Mi cuerpo se mueve junto con las ultimas notas de la música mientras que intento agarrarme con fuerza en la parte más baja del tubo.

Siento como el fuego quema mi piel, aún así intento tranquilizarme, nadie mejor que yo sabe hacer una piruleta invertida en mitad de las llamas.

Respiro a hondo sintiendo como la tela de encaje se pega al igual que el sudor en mi piel, haciendo que sea aun más arriesgado hacer esto, pero aun así necesito hacerlo.

Vamos allá mi lobita.

Afianzó mis manos antes de impulsar mi vuelo hacia arriba, haciendo que mis piernas se rodeen en la parte superior, justamente en los últimos acordes de la canción que bailo.

Justamente la misma que actúe la primera noche que lo hice en el templo.

Siento como el fuego quema levemente mi pelo antes de apagarse totalmente y dejar a oscuras el gran escenario donde está noche he vuelto a brillar.

Solamente son unos segundos antes de que el fuego vuelva a renacer, esta vez alcanza más altura para rodear todo mi cuerpo mientras que yo me giro lentamente, logrando subir la parte superior de mi cuerpo hacía arriba.

Solamente mis piernas me sujetan mientras que pegó mi barriga al frío metal recubierto de miles de diamantes rojos, sintiendo como el silencio se extiende por todo el lugar hasta que miles de aplausos se escuchan a la misma vez que yo me deslizó hacia abajo cayendo de rodillas.

El fuego se va apagando mientras que yo beso la barra totalmente sonriente al haber podido hacer algo que siempre ha sido una seña de identidad.

Siempre ha representado a la Emperatriz y está noche no podía faltar.

Me acaricio lentamente la barriga cuando se apagan las luces que se encuentran encima del tubo haciendo que el escenario quede a oscuras totalmente.

—Un día de estos me matas—dice una voz a mí espaldas que me hace sonreir mientras me ayuda a levantarme del suelo.

—Siempre dices lo mismo, pero yo veo que sigues vivo—expongo yo a cambio mientras me quedo un momento apoyada en su pecho para recuperar totalmente el equilibrio.

Aunque mi lobita me haya hecho hacer el espectáculo sin problema ahora siento los estragos de la fuerza que he tenido que usar.

—Maldicion me vas a enterrar un día de estos—aparece mi madre a mí lado revisandole por completo haciéndome que me ría.

—Otra igual, que manía con la que yo os quiero matar—digo cogiendo su mano y llevándola hasta la barriga para que sienta que ella está bien—solamente nos hemos divertido—digo como si fuera súper normal.

—Un mortal descendente, embarazada y rodeada por fuego ¿Eso es divertirte?—pregunta con incredibilidad haciendo que ruede los ojos ante sus palabras.

—Mama lo he echo mil veces, además está pequeña de aquí no se ha quejado —digo haciendo que suspiré al no poder pelear más conmigo sabiendo que no va a ganar.

Noto a sus espaldas como aparece la berenjena con una bata que me da para que cubra el conjunto que me ha conseguido madre y el cual he amado más que nunca.

Consiste en un top lencero rojo del cual caen a su alrededor pequeños hilos de rubis que recubren toda mi panza haciéndola ver majestuosa.

No se de dónde lo habrá conseguido en tan poco tiempo, pero nunca me hubiera esperado esto al llegar al castillo.

Vlad me ayuda a pasar la bata de seda roja que me cubre totalmente, haciendo que mi madre deje de ver la cicatriz que hay en mi clavícula.

No es la primera vez que la ve, siempre la he mantenido expuesta a todo el mundo, por si alguno creía tener el derecho de acercarse a mí cuando yo ya tengo dueño aunque el no esté a mí lado.

Sometida ante el pecado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora