Jungkook era un lobo en su etapa de celo.
taehyung era una ovejita inocente que se paseaba cerca de aquel gran bosque en busca de frutos para hacer su merienda favorita del día, siendo su noble eh inocente corazoncito quien confió en aquel lobo, ayu...
- J-jungkook-ssi!~ - un fuerte gemido resonó en toda la sala de aquel lobo.
Y es que tener un precioso Omega gimiendo contra el sofá con su trasero alzado no todos lo tendrían, pero gratamente era la realidad de jungkook.
Su celo estaría por acabar, así que fue lo más rápido que pudo, dando en el punto exacto del canelita, haciéndolo un mar de gemidos incontrolables.
Ya había perdido la cuenta cuantas veces se había corrido dentro del coño de su pequeño y aún que ambos acordaron hacer las cosas bien empezando un cortejo del mayor para el ojimiel, ninguno de los dos pudo evitar esa situación tan candente.
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La vida puede ser un sube y baja de emociones, está el lado positivo de la vida, pero detrás de aquello siempre vendrá lo negativo, nunca hay que aferrarse tanto a las cosas o personas, por que te podrían lastimar, pequeñas frases o palabras que quedan latentes en tu corazón, pero estas mismas te pueden causar un gran daño, que ni siquiera tu aún puedes darte cuenta que está allí.
Lastimosamente a pesar de estas significantes cosas, la vida sigue y deberás salír a delante por ti mismo.
"Tranquilo mi pequeño cachorro, papá volverá"
"Mi lindo jungkook, siempre estaré aquí"
"Mami y papi te aman"
. .
Jeon despertó exaltado ante aquellas palabras que resonaban contra sus oídos como si de moscan se tratase, su pecho subía y bajaba de forma veloz.
¿Qué fue eso? Fue la peor sensación del mundo, aquel sueño tan confuso que tuvo el lobuno, lo tenía atónito.
Su mente logro relajarse al notar un pequeño cuerpo moverse a su lado, para seguido una pequeña cabeza recostarse sobre su pecho, mientras de unos preciosos labios salían balbuceos.
Aún que ese sueño lo saco de casillas, tener así a su chico le traía una grande paz, sea lo que significará aquel sueño, no pudo ver la cara borrosa de la persona que le decía todas estas palabras, solo vio como de apoco se fue alejando y jamás volvió.
Un tanto confundido de decidió levantarse de la cama, sentía que si seguía allí su cabeza daría millones de vueltas al asunto y eso no sería así, no quería matar su pobre mente con sueños sin sentido.
luego de tantas rondas de sexo que tuvo con la pequeña ovejita ambos quedaron completamente exhaustos y saciados, por lo que cuando el celo comenzó a perder el efecto en el cuerpo del pelinegro ambos fueron al cuarto para recostarse a descansar.
Jeon en esos momentos se encontraba vigoroso, estaba tan contento, tan feliz.
El tener a la ovejita en su casa, lo llenaba de una calidez impresionante, solo quería poder conquistar aquel corazoncito para poder decir abiertamente a cualquiera que le preguntará quien era, les diría que era suyo, su chico, su novio, su luna, su todo.
