capítulo 6

2K 170 18
                                    

dos chicos paseaban con una sonrisa deslumbrante en sus labios, sus manos se unían de manera perfecta, sus hombros rozando a la par de su caminata por un pequeño pueblo en busca de alimentos para llenar los almacenes del hogar.

Si bien había gente que los miraba raro al ser de distintas especies, ellos solo de concentraban en su propio mundo, por que mientras el otro estuviera a su lado, no les importaría las opiniones ajenas, tampoco las malas miradas.

Por que su amor sería reconfortante para aquella alma que solo buscaba refugio, los cálidos brazos, esa risa preciosa, le volvía el color a la vida, todos los recuerdos horribles y borrosos que vivían en su memoria, serían reemplazados por unos alegres, felices, llenos de amor.

pero no siempre todo es felicidad, nuestro pasado siempre estará sujeto a nosotros, por más que trates de ocultarlo y el mayor de los dolores puede estar detrás de la sonrisa más radiante.

— No recordaba que este pueblo tuviera tanta gente. — Aclaro con una suave voz.

— Concuerdo últimamente hay más especies de lo normal, quizá el pueblo se está agrandando Canelita.

Canelita.

Ahí estaba de nuevo el apodo que hacía su estómago revolverse, el que hacía su corazón acelerarse y sentir la falta de aire en sus pulmones.

¿Que era lo que ocurría con ese apodo que lo desconcertó tanto?

Le encanta el apodo que el licántropo le había puesto, jamás nadie le había puesto uno, por lo que le pareció algo fascinante, pero algo en su interior se alteraba cada vez que aquella frase se escapaba de los labios finos color cereza que tanto le había gustado probar.

si bien conocía al lobo de vista, jamás había hablado directamente con el hasta acontecimiento del bosque, si bien cuando cruzó miradas con el, sentía que todos sus sentidos se habían ido al carajo.

No se sentía el mismo, sentía una adrenalina nueva, una nueva faceta de el que era completamente desconocida.

Pero aún seguía existiendo la incógnita de en qué lugar había escuchado aquel bonito apodo.

Lo sentía tan familiar, tan ajeno y a la vez tan suyo.

— Mire allí hay un puesto de fresas! — Chillo de la emoción y camino con más rapidez junto a su lobito.

— Pues compremos para tener y hacer tus postres, bonito. — Le aseguró con una sonrisa mientras caminaban al chico del puesto.

Muy buenas tardes, Rosé para servirles, se les ofrece unas fresas para llevar?

Estar vigilando a dos personas solo, no era para nada divertido, jimin ya extrañaba a la pelinegra, tuvo que crear un plan para poder cruzarse con aquellos dos seres que solo estaban a unos metros de distancia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Estar vigilando a dos personas solo, no era para nada divertido, jimin ya extrañaba a la pelinegra, tuvo que crear un plan para poder cruzarse con aquellos dos seres que solo estaban a unos metros de distancia.

little sheepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora