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Espero sea de se agrado, cualquier error ortográfico mil disculpas.

Y disfruten un poco más de esto :]




Aziraphale suspiro, acomodando su cabello rizado pulcramente peinando en definidos rizos, sosteniendo entre sus suaves manos un viejo cuaderno de cuero.

Estando en su habitación no le importaba sostener aquel cuaderno qué guardo con tanto recelo más que su propio libro favorito.

Remarcando con las yemas de sus dedos las letras doradas de la pasta del libro en sus pálidas manos.

Anthony J. C.

Aun recuerda con dolor en su pecho aquella noche, su madre privó a su reino de cualquier interacción con Gehenna.

Lamentablemente su madre enfermo años después. Falleciendo tan solo hace unos dias, dejando su legado al hijo mayor, Gabriel ahora era el general y gobernante de Paradisus.

Sus ojos como zafiros se empañaron de lágrimas, como todo se había ido en picada? Como todo había terminado en tan poco tiempo?

Se sentía tan miserable, no solo había desobedecido desde pequeño al seguir a aquel niño, sino que fallo como hijo, le había fallando a su dulce y linda madre y ahora la había perdido.

Había desperdiciado aquel tiempo tan valioso por un tonto capricho infantil.

Con molestia apretó el cuaderno.

Sus labios se apretaron en una mueca, sus finas cejas se fruncieron fuertemente y sus labios rosados dejaron rezonar un grito de furia y frustración, arrojando aquel libro anteriormente en su manos en dirección de la pared blanca de su habitación.

El cuaderno explotó en miles de hojas, las cuales se desplazaron suavemente en el aire, varias de estas hojas amarillentas tenían garabatos o palabras.

Aziraphale gruñó mientras suaves gotas saladas caían por su delicado rostro sonrosado.

Su entrecejo se suaviso, pues, ya hace ante el. Una hoja llena de una letra chorreada y un tanto brusca, donde descansaba una flor disecada, un lindo y pálido tulipan amarillo, en el que estaban dibujadas dos alas enplumadas, como las de un ángel.

El joven de 18 años se derrumbó ante el suelo ahora tapizado de hojas color hueso, apretó algunas de estas, dejando que la flor de lavanda qué se encontraba en alguna de estas hojas soltara aquel familiar aroma.

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El moreno restregó sus ojos ambarinos.

Con cansancio miro la pila de papeles frente a el y se reclino en su asiento, subiendo sus pies en el escritorio, dejando al aire sus pulcras botas de charol con suela roja, sacando de su puntiaguda y torcida nariz llena de pecas sus iconicos lentes de sol redondos.

Resolpando por lo bajo, dejando salir su labio inferior grueso con exageración, teniendo frente a él a su hermana Belz, la cual le miraba con ojos cansados y llenos de delineador.

" Terminaste tu puchero?

" No realmente"

Belz resoplo y se levantó de la incomoda silla roja, miro a su hermano y señaló abajo.

" Quieres comer algo?"

Una sonrisa sobresalio de los labios rojos acompañada con dientes puntiagudos de la joven de 16.

A lo que él moreno sonrió y tomo sus gafas, colocandolas en su lugar y saliendo junto a su hermana.

...

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