Unos días mas tarde, Drareg seguía teniendo problemas con su fuego, ni incluso con las clases extra que su maestro le iba dando todos los días parecía inutil, el estaba realmente destrozado tanto físicamente como mentalmente. ¿Porque todos podían y el no? Necesitaba ayuda ya que si se quedaba estancado en una prueba el resto le sacarían una gran ventaja.
Vladimir ya dominaba la relación entre velocidad y electricidad, y Sorana podía modificar la dureza transformándo objetos tan duros como el hierro.
-¿Quieres probar otra vez?
- No, prefiero seguir mañana.
Empezaron a charlar Sorana, Drareg y Vladimir.
- Mira ahí viene tu novia. Dijo Vladimir fijando la mirada en Yuki. Vete con ella que no queremos enchufados en el grupo.
- ¡¡Oye no te passes Vladimir!! Dijo Sorana intentando que el se disculpara.
- Pero que no ves que n...
Drareg cortó la palabra que iba a decir Vladimir con un golpe limpio en su mandíbula, se le echo encima dispuesto a hacer que su adversario retirara la palabra anteriormente dicha, Sorana empujó a Drareg quitándolo de encima de Vladimir, el se levantó y fue directo hacia Drareg probando su combinación entre velocidad y electricidad, la hechicera de hielo se puso enfrente justo antes de dar el golpe de gracia congelando su piel para bloquear el ataque del adversario. Entonces fue cuando vinieron todos los alumnos gritando e animando la batalla, no pasaron ni cinco segundos después que los seis maestros ya estaban allí deteniendo la pelea.
Lo único que lograron ambos fue el castigo de limpiar todas las classes del edificio durante una semana, más tarde ambos se disculparon y volvieron a ser amigos como normalmente pasaba con los niños de diez y once años, de pronto se extendió el rumor de que Drareg no podía usar magia en su débil brazo izquierdo, cuando eso llegó a los oídos de Yuki tuvo la necesidad de ayudarlo tanto como pudiera para ganarse más confianza de aquel amigo tan especial.
- Drareg, se rumorea que tienes problemas con tu magia. Dijo Yuki un poco arrepentida de haber sacado el tema tan de repente
- Así es. Dijo Drareg pasando bastante molesto.
- Perdón, no era mi intención meter las narices donde no me llaman, pero, ¿Porque no la aprovechas para utilizar una arma en tu mano defectuosa?
En aquel momento Drareg se puso muy contento y le agradeció la idea dándole un abrazo como recompensa de su mal comportamiento frente a una amiga como ella, a ella no le bastó:
- A cambio contestando a esta pregunta. ¿ Que objetivo tienes en la vida?
- Muy bien, te lo voy a contestar, pero tienes que prometerme que no se lo vas a contar a nadie.
- ¡Prometido!
- Quiero ser el mago definitivo para poder defender a la chica que amo, Sorana.
En un lugar indefinido...
- ¿Has conseguido información fresca?
- Nada de nada, por ahora, vigilarle sería un sinónimo de perder el tiempo.
-Entonces passa de el por ahora y fíjate en otro aspirante de otro elemento, intenta sabotear a los otros para sacar información.
- No hace falta que me lo diga se jugar muy bien mis cartas. Dijo muy confiado. Bueno, ya nos veremos.
- ¡Espera! El ayudante prestó nuevamente atención. ¿Sabias que no eres el único infiltrado?
- Pues no tenía ni idea ¿Puedo saber quien es? Preguntó soprendido.
- Por ahora es mejor que no lo sepas.
- Muy bien. Dijo para poner punto final a la conversación.
Golpeó la pared frustrado por no poder conseguir aquel nombre mientras susurró.
- Porras, me hubiese venido de perlas.
