Mamá

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✧ Omnisciente ✧

—¿Una prisión para mujeres?—Pregunto confundida Félicité al salir del auto y observar donde estaba—¿Porque vinimos aquí?.

—Venimos a visitar a una clienta del señor Hong—Contesto Vincenzo, tomó la mano de su hermana y ambos caminaron hasta entrar al triste y silencioso lugar.

Félicité observaba con curiosidad cada rincón, aunque no entendía para que Vincenzo la había llevado con el.
Una vez que fueron acompañados a la sala de visitas, ambos se sentaron a esperar.

—¿Porque me trajiste aquí?.

—Porque si te dejaba, irías a molestar a Chayoung y la pobre ya te ha cuidado demasiado—Mintió Vincenzo ocasionando indignación en su hermana y que está carraspeara la lengua.

Se quedaron en silencio al ver a como una mujer desarreglada y demacrada se acercó hasta ellos acompañada de un guardia.

—Señor Cassano, no esperaba que viniera a verme—La señora Oh miro bastante sorprendida a su hijo, pero su mirada de inmediato se desvió hacia la chica que acompañaba a Vincenzo. Su corazón latió más rápido, se preguntó si se trataba de su pequeña Sooah ya que tenía un gran parecido con su hijo.

—Vi en el calendario del abogado Hong que hoy le tocaba visitarla.

—Ya veo...—Contestó la mujer sin dejar de mirar a Félicité, Vincenzo se percató de eso.

—Ella es mi hermanita, Félicité—Hablo Vincenzo mientras analizaba la reacción de su madre. Había llevado a Félicité con la intención de que volviera a ver a su hija y se arrepintiera por haberlos abandonado.

Las intenciones que tenía eran lastimar a su madre y en efecto, lo estaba logrando.

—Eres muy bonita—La señora Oh sentía que iba a llorar en cualquier momento. La última vez que vio a su hija no era más que una recién nacida.

—Muchas gracias—Contesto Félicité dedicándole una sonrisa que estrujo el corazón de la mujer.

Ella no era capaz de creer que tenía a sus dos hijos delante de ella.
Joohyung había cuidado de su pequeña bebe, por años se preguntó qué había sido de la vida de sus dos hijos pero sobre todo de Sooah, tuvo la esperanza de que ambos hubieran sido adoptados juntos pero el miedo de que hayan sido separados era lo que la atormentaba desde hace años.

—¿Se encuentra bien?—Félicité se preocupó al ver los ojos lloros de la señora.

—Si, si—Talló sus ojos—Es solo que... Me recuerdas a mi hija.

Vincenzo apretó los puños. Tenía mucha rabia guardada en su corazón hacia su madre.
Había prometido regresar por ellos pero eso nunca pasó, nunca le interesó regresar ni siquiera por su hija recién nacida, los abandono a su suerte y quería que supiera que ambos habían crecido bien sin ella.

Un silencio incómodo se hizo presente, Vincenzo solo podía pensar en el resentimiento que sentía, su madre trataba de procesar que su sueño se había cumplido y Félicité se encontraba incómoda.

—Al enterarme de la muerte del señor Hong, pensé que nadie más vendría a visitarme.

—Y así será. Vine para decírselo.

𝑹𝒊𝒎𝒐𝒓𝒅𝒐 | Hanseo-Hanseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora