Me encontraba en Don diablo la cueva, un bar ubicado en el Estado de Hidalgo. Recuerdo estar recostado en la barra completamente alcoholizado, no sentía la cara, ni las piernas, y no lograba articular palabra alguna, habría jurado que estaba babeando sobre la barra, me sentía de la mierda, como cada día. Había perdido mi trabajo como guardia de seguridad en un hospital, por qué me presenté completamente ebrio. Este era ya el tercer trabajo que perdía en el último mes, mi vida estaba hecha un asco, no lograba conservar mis trabajos, mi novia me había abandonado apenas unas horas antes, pues estaba harta de mi irresponsabilidad, y mi alcoholismo. Y yo, yo ya no tenia ganas de absolutamente nada, había perdido la motivación y las ganas de seguir adelante, finalmente había tocado fondo.
Yo la amaba, más que a nada, era una mujer maravillosa, tierna, hermosa y amorosa. Pero por más que yo trataba de componer mi camino no podía, había perdido por completo la fuerza de voluntad y el control de mi vida. Llevaba ya cinco años de no saber nada de mi hermana y eso era otra cosa que me mataba en vida, pero desde que cumplió la mayoría de edad y escapo de casa, ella y yo no nos veíamos en persona, por un tiempo mantuvimos comunicación, solo por mensaje de texto, pero hace cinco años cuando supo que yo era alcohólico corto toda comunicación conmigo. No la culpo, ella y yo vivimos un infierno en casa cuando mi madre se casó con un tipo de lo más asqueroso, que resultó ser golpeador y alcohólico, cuando mamá salía a trabajar él siempre nos daba unas palizas de muerte, y si no hubiera sido por que yo defendía como podía a mi hermana, muy probablemente el habría terminado aprovechándose de ella.
Cuando ella se fue yo no pude con la tristeza, mi madre murió por una golpiza que ese imbécil le propinó y yo medio lo mate a golpes, después cuando lo arrestaron y lo condenaron por homicidio, me quedé completamente solo en esa casa, sin mi madre ni mi hermana, ahogando la tristeza, en el alcohol, ahogado en esa casa vacía. Cuando avisé a mi hermana de la muerte de nuestra madre yo estaba muy borracho y le dije cosas tan hirientes, las dije sin pensar, pero sé que por eso ella no quiso volver a saber de mí. Pensar en ella hace que lo poco que queda de mi corazón se resquebraje, y siento como lloro sobre la barra del bar. Decido hacer un esfuerzo sobrehumano y levantarme para irme a casa, pero al hacerlo topo con un sujeto y le tiro el trago que tenía en la mano, y termina derramándose sobre su playera.
- Ten más cuidado imbécil, mira lo que hiciste, estás estúpido o ¿es que estás muy ebrio para darte cuenta de por dónde vas? – Me recriminó el sujeto molesto y con una mueca de asco y me empujó muy fuerte, estampándome de espaldas en el bordillo de la barra.
- Lo siento amigo fue un accidente, te pagaré tu trago, pero si vuelves a ponerme una mano encima, te borraré esa estúpida sonrisa de autosuficiencia de la cara a golpes. ¿Entiendes? Le dije en total calma, arrastrando las palabras, pero con la plena certeza de que, aunque estuviera muy ebrio le rompería la cara.
- Tú y ¿Cuántos más? estúpido. - Me dijo y acto seguido me lanzó un golpe al rostro.
De milagro lo esquivé y le di un golpe con todas mis fuerzas en la boca del estómago, él se dobló del dolor cayendo de rodillas al suelo, cuando iba a golpearlo nuevamente varios guardias de seguridad me sujetaron y sacaron del local por la fuerza. Malditos orangutanes.
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Los Herederos.
RandomElizabeth Farías, licenciada en criminología , especializada en perfiles criminales, recibe una llamada misteriosa de un abogado, quien le pide asistir a un exclusivo hospital, para encontrarse con su padre Leonardo Farías, un padre ausente y egoíst...