Mabel:
En cuanto escuche la campana del descanso, cerré mi cuaderno de biología y salí disparada hacia el comedor, para encontrarme con Abel mi hermano gemelo. Eran muy pocas las clases que teníamos juntos y me hartaba pasar tanto tiempo separada de él. Además los demás chicos eran muy molestos, siempre me jugaban bromas pesadas y las niñas ni se diga. No sé que extraña fascinación tenían con molestarnos a mi hermano y a mí, si nosotros no nos metíamos con nadie. Bueno, salvo alguna que otra vez en la que tuvimos que defendernos para salvar el pellejo. Yo soy una persona muy tranquila y respetuosa, pero si me tengo que defender no dudaré en desgreñar a quien sea, pues tampoco soy la tonta de nadie.
Cuándo entre al comedor lo localicé en la barra esperándome, en cuanto me vio me sonrió y me hizo señas para que me apurara, así que corrí hasta él y lo abrace con entusiasmo, lo bese en la mejilla. Luego tomamos parte en la fila para así tomar nuestros alimentos e ir a sentarnos y poder desayunar tranquilamente. Cuando estábamos en la fila, se acercó Rebeca, una niña bastante tonta y presumida, que es dos años mayor, y la cuál siempre nos molesta.
-Miren nada más quienes son... los hermanitos Elizondo. Aunque yo de verdad juraría que parecen más novios que hermanos. ¿Seguros de que no son novios? Siempre se están abrazando y tocando. Es muy asqueroso.- Nos dijo burlándose y poniendo cara de asco.
Algunos de Los que estaban en la fila soltaron las carcajadas y se unieron a la broma de Rebeca, mi hermano no dijo nada, solo apretó los puños y se le quedó viendo como si quisiera cachetearla. Después se giro hacia mi y me sonrió, para tranquilizarme y me preguntó por mis clases para que yo me concentrará en él y no en la tarada que teníamos detrás.
-Te estoy hablando rarita, o que ¿tu novio no te deja contestar? Soltó otra carcajada y volteo a ver a sus amigos en espera de apoyo.
-No, mi novio no me deja hablar con idiotas, pero sabes que, voy a hacer una excepción contigo solo por hoy - le conteste altanera
-¿Que me dijiste tarada? Me dijo molesta y con intenciones de acercarse a mí.
-Te dije idiota, o es que a parte eres sorda. Lávate bien las orejas.- Quería aventármele encima a la muy estúpida.
-Como te atreves te voy a... No la dejé ni continuar.
-Lo que vas a hacer es callarte y largarte. Te crees muy malota metiéndote con nosotros, siendo menores que tú. Vas por ahí creyendo que te hace ver cool, pero solo te hace ver patética. Aunque ¿sabes que es más patético? Qué nos molestes solo por qué te gusta mi hermano, y te castra que me abrace a mí y no a ti, te castra que por más que quieres llamar su atención, ni en el mundo te hace, detestas que para él tú no existas por más popular que te creas, y no te queda más remedio que tratar de humillarlo. Y claro que mejor manera de humillarlo que molestando a su gemela, pero la única humillada aquí eres y siempre serás tú. Eres tan poca cosa que ni siquiera un niño menor que tú te encuentra bonita o interesante. Por qué no vas y te consigues una cita con un psicólogo para que trates tus carencias emocionales y tú falta de autoestima, pinche babosa.- Le escupí con desprecio y me gire sin darle oportunidad de decir nada, luego tome una bandeja y la llene de comida, pues mi hermano ya había hecho lo mismo y me esperaba sorprendido y algo avergonzado. Nos fuimos a una mesa libre, dejándola ahí plantada y en completo silencio. Ciertamente le había calado lo que le dije, y a mí eso me fascino.
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Los Herederos.
RandomElizabeth Farías, licenciada en criminología , especializada en perfiles criminales, recibe una llamada misteriosa de un abogado, quien le pide asistir a un exclusivo hospital, para encontrarse con su padre Leonardo Farías, un padre ausente y egoíst...