Capitulo 33

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Maximo

La embestía contra el espejo por el culo. Sus tetas chocaban contra el espejo bastante fuerte, hasta que estaban rojas. Mis manos apretaban sus caderas y los gemidos inundaban el baño.

Suspire luego de eyacular.

Cómo la extrañaba, extrañan su cuerpo, su cabello, su piel. La tenia ahí, tumbada en mi cama, durmiendo pero aun así no podía tomarla. Se había movido tanto mientras dormía que su bata no llega a taparla nada. Una de sus tetas estaba al aire y todo su culo y coño al descubierto.

Quería lanzarme sobre ella. Cogerla durísimo, hacerla gritar, morderla, lamerla y dejarla roja.

—Ya estas satisfecho?—su voz en la oscuridad me asusto. Pensé que dormía pero estaba muy despierta.

—Que?—dije casi tartamudeando.

—Cuantas pajas te has hecho? Tres?—su tono de voz no era seductora, ni coqueta, era de molestia.

—Por qué me dejaste hacerme las pajas?

—Debemos hablar—dijo ignorando mi pregunta.—Que sucedió en Holanda?

Guarde mi miembro en mi pantalón y abroche el botón.

—Hagamos un trato—me levante del sillón y me acerque a ella—Chupamela—Le pedí.

—Por qué lo haría?—se incorporo en la cama.

—Chupamela y te diré lo que quieras.

Valeria rodó los ojos. Se sentó en el borde de la cama y desabrocho mi pantalón. Saco mi miembro y se escupió en la mano antes de agarrarlo.

Agarre su cabeza y metí mi miembro en su boca lo mas que pude. Sentí como casi se ahogaba y podía ver las lagrimas saliendo de sus ojos.

Chupaba, lamia, succionaba, justo como me gustaba. Luego de unos minutos me corrí, esa había sido la mejor mamada de mi vida.

Valeria saco mi miembro de su boca y se tiro de espaldas a la cama.

—Eres una animal—se limpio la comisura del labio con la mano.

—Volteate, te la voy a meter—le ordene.

Hizo amago de quitarse la bata pero la detuve.

—No, déjatela—agarré su cadera y la puse yo mismo en cuatro.

Pegó su cabeza al colchón y alzo su culo para mí.

::::::::

Habíamos dormido hasta el anochecer. Valeria se levanto y se metió directamente a la ducha y ahora me esperaba una charla que había estado evitando.

—Que sucedió en Holanda?—su cabello estaba mojado y las gotas mojaban su blusa.

—Te hago daño—dije con la voz quebrada.

—Daño? Es enserio?—pregunto sin creerlo.

—Como pudiste olvidarlo, Valeria?—yo no podía, por mas que intentara, no podía.

—Que cosa?—Ella realmente parecía ni entender qué sucedía.

—Te golpee, hice que estuvieras en el hospital, te obligue a estar conmigo, como pudiste olvidarlo? Qué hay de Connan? Lo olvidaste?—la expresión de Valeria se volvió un poema. Fue como si de pronto hubiera abierto los ojos.

—Te amo—dijo llorando después de un rato de silencio.

—Y yo a ti Valeria pero nos estamos matando.

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