Capitulo 11

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Valeria

Sentada desde el trono veía cómo Helios y Máximo venían caminando a mi vestidos como príncipes, atrás con una soga en la mano venía un verdugo completamente vestido de negro.

—Es momento de decidir— dijo una voz, no sabía de quién era, ni de donde venía, solo la escuchaba— Helios, un anarquista o el rey Máximo. — yo no decía nada solo veía cómo se arrodillaban en pie del trono— AHORA!!— gritó la voz.

Depronto estábamos rodeados de mucha gente, entre ellos, mi madre, mi padre, los amigos de Helios, mis primos, mis tios, el duque, los trabajadores y muchas personas más. Todos esperaban por mi respuesta.

— No lo pienses tanto— susurró una voz en mi oído, podía reconocerla, era de Helios— solo elegir al que te haga sentir mejor, el que te de placer, y puedes darte amor sin ataduras.

— No lo escuches, elije al que te halla demostrado que te protegerá y te amará más que a nadie— en mi otro oído podía escuchar la voz de Máximo— solo recuerda que eres todo para mi.

Cuando estaba apunto de responder sentí que alguien me movía fuertemente.

Despierta, vamos despierta— Max me estaba tratando de despertar. Vi mi cuerpo y la pijama se pegaba a mi del sudor.— estás bien?— su voz se notaba preocupada.

— Si, solo tuve una pesadilla— mi respiración era acelerada. Tenía una presión en el pecho, me dolía.

— Te traeré agua— se levantó y salió para buscarla.

Mi mente me estaba tormentando, producía escenarios donde elegía a Helios y veía cómo mataban a Max y viceversa. Sin darme cuenta estaba llorando, todos los sentimientos del último mes están saliendo. Extrañaba mi vieja vida, donde mi padre estaba vivo, cuando mi hermano no me controlaba, donde no me había metido con un anarquista, donde madre se comportaba como una, donde mis únicas preocupaciones eran ser educada y demostrar que no solo era una cara bonita.

Máximo entró con el vaso de agua y al verme llorar dejo el vaso en la mesa de noche al lado mío y se sentó al lado mío para abrazarme.

— shhhh, tranquila, no pasa nada, estoy aquí.— Maximo me susurran cosas para que me tranquilizara al oído. Yo sollozaba en su pecho, moje su camisa con mi lágrimas pero a él parecía no importarle.

Pasamos toda la noche así, yo recostada en su pecho llorando y el consolándome, a pesar que no estoy de acuerdo con el hecho de que seamos "pareja" ese tipo de acciones de parte de el hacen que me guste.

...

Desperté primero que Máximo, estábamos en la misma posición de anoche. Me sentía un poco mal por no dejarlo dormir ya que el tenia que trabajar hoy así que me di un baño, me arregle y baje al comedor para buscar algo para desayunar y llevárselo a la cama.

Agarre fruta y café ya que era lo que el desayunaba, lo puse en una bandeja y  se lo subí, el seguía durmiendo así que deje la bandeja a un lado y me puse a pensar en cómo despertarlo pero escuché su voz.

—Puedes quedarte pensando o puedes venir y besarme.— aún con los ojos cerrados, sus labios se curvaron formando una sonrisa.

Ni siquiera se porque lo hice, solo se que me acerqué a él y lo besé en los labios para después dejarle besos por todo el rostro. En un movimiento rápido me agarro de la cintura y me puso debajo de el.

—Despertaste muy feliz no?— yo no podía parar de sonreír y lo volví a besar— si, definitivamente es la mejor manera de despertar.

— Te traje el desayuno— el volteo la cabeza hacia la bandeja y luego a mi otra vez.

—Eres— besó mi mejilla— Perfecta— beso mi otra mejilla.

Se incorporó y se sentó en el con la espalda recostada en la cabecera, luego abrió  sus piernas y me sentó entre ellas, me recosté en su torso duro y puse la bandeja en mis piernas, comimos entre besos y risas, casi parecía que éramos una pareja feliz.

— Tengo que arreglarme para trabajar— ya habíamos terminado de comer, las del servicio se habían llevado la bandeja y solo nos quedamos hablando.

— No puedes quedarte más tiempo ?— no quería separarme de él y además no podía arriesgarme a que el guardia hablara con el—porfa— dije poniendo puchero.

— Puedes venir conmigo pero si no me distraes.

— Bien, iré.

Espere a que se alistara y fuimos a su oficina.

...

Pensé que sería divertido pero el solo estuvo leyendo y escribiendo mientras yo caminaba por todo el despacho.

—Estás aburrida no es así?— dejo los papeles por un momento y me miro. Asentí con la cabeza rápidamente como una niña pequeña.— ven aquí— palmeó su piernas para que me sentara. Me senté en sus piernas, el me agarro con una mano por la cintura y me pegó en su pecho.

Volteé más o menos a la cabeza a su dirección esperando a que hablara, pero lo que dije me dejó sin palabras.

—Quieres casarte conmigo?

—Quieres casarte conmigo?

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