Capitulo 1

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Valeria

Pareciera que fue ayer cuando papá, el rey murió. Mi hermano por jerarquía era el heredero al trono.

Mi madre está destrozada, por poco no asiste a la coronación. Mi padre era una de sus pilares en la vida, perder a el amor de tu vida debe ser terrible aunque nunca encuéntralo, peor.

Sentada con mi madre y mi hermano menor en mi respectivo lugar al en el Palacio de Buckingham, mirando a mi hermano con preocupación mientras le ponían la corona, no podía dejar de pensar en nuestra pelea de ayer.

Por tradición en mi familia una vez que el rey o reina sea coronado inmediatamente dicta sus primeros decretos y lo que decía eran órdenes, aún si la orden es la idea más descabellada del mundo.

Mi hermano desde que tengo memoria me ha repetido que cuando fuera rey yo sería suya, siempre ha sido posesivo.

Mi madre después de la perdida de papá se ha vuelto sobre protectora con todos nosotros y ayer al llegar tarde de la casa de un amigo que ayer mismo me quito la virginidad, cuando mi madre me pregunto y me forzó a decirle la verdad enfrente de mi hermano mayor Máximo, le tuve que decir, mi madre se puso histérica, con la coronación de Max y mi noticia para tranquilizarla le tuvieron que dar un calmante.

Cuando me estaba cambiando para dormir, entro Maximo y me vio desnuda del torso para arriba, se acercó y dijo: " Espero que hallas disfrutado esta noche, porque mañana serás mía", me susurró al oído y se fue, los pelos se me pone de punta de solo pensarlo.

.."y ahora es momento de escuchar los decretos del rey", dijo el señor que dirigía la coronación. Todos no paramos de nuestros asientos al mismo tiempo que Maximo.

—Mi primer decreto será la declaración del incesto legal—todo se quedaron paralizados, me miró rápidamente y me dedico una sonrisa maliciosa—Cabe aclarar que mantengo una relación amorosa con mi hermana menor—dijo para estirar su brazo y señalarme—Valeria, podrías acercarte—toda la atención recayó en mi y no podía negarme, son órdenes del rey. Me paré elegantemente y subí unos pocos escalones y llegué al trono donde mi hermano estaba esperándome parado. Me acerque y tome  la mano que me ofrecía, se sentó en el trono y me guió hasta sentarme un su pierna derecha. Todo el mundo estaba perplejo, mi madre no lo podía creer y yo tampoco. Mi hermano siguió con sus decretos hasta que llegó al último.

—Y por ultimo la pena por insinuarse o acercarse a la princesa Valeria será la muerte.—todo se quedaron estupefactos mientras la ceremonia seguía. No podía procesar nada, sentía que mi mundo se derrumbaba.

............

En todo el trayecto hacia la fiesta de coronación íbamos en una limusina Maximo, mi madre, mi hermano menor Lorcán y yo. Ni mi madre ni yo formulamos palabras, los únicos que hablaban eran Lorcán y Maximo.

Al llegar a la fiesta saludamos a todos, después de un rato Maximo me llamo al trono sin llamar la antencion de los invitados y se sentó, mi hizo mirar hacia al frente—qué haces?—dije volteándome cuando empezó a subir mi vestido por la parte de atrás

-- Sshh, soy el rey—dijo volteándome y una vez subido mi vestido por la parte de atrás hasta destapar mis glúteos, rompió mi hilo dental y me hizo sentarme sobre el, al llegar a sus piernas sentí como me penetraba su pene. Exclamé un grito de dolor y asombro

—Que coño estás haciendo—dije adolorida.

—Más te vale hacer lo que te diga o tú querido amigo Connan morirá—dijo mostrándole una foto de Connan amordazado en una silla con un cuchillo en su cuello. Connan es el chico que me quito la virginidad—solo tengo que dar la orden y lo matarán—dijo a lo que decidí seguir sus órdenes— salta—dijo—móntame—repitió. Asombrada y un poco avergonzada por follar con mi hermano en el trono enfrente de una fiesta a la vista de todos empecé a dar saltos pequeños. Poco a poca las miradas de asombros se iban posando en nosotros y preferí cerrar los ojos antes de ver la cara de mi madre—más rápido—dijo Maximo jadeando—con una mano me agarro de la cadera dirigiendo mis movimientos y la otra se dirigió a mi pecho derecho apretándolo. Abrí los ojos por un momento y puede ver como todo el salón ya estaba al tanto de la situación, algunos tenían mirada de asombro y otros estaba exitados—te gusta?—pregunto Maximo con malicia—tuve que cerrar mis ojos otra vez al oír su voz ronca en mi oído, estaba exitada, sus manos recorría todo mi cuerpo y me hacían gemir cuando apretaba mis pechos. Llegamos al orgasmo juntos y gritamos.

Todas las miradas estaban en nosotros, me paré de Maximo y el de volvió a poner si pantalón y su bóxer, se levantó, me besó y cuando se iba a separar mordió y halo mi labio inferior.—ven conmigo—me susurró y me agarro de la cintura para ir a una habitación lejana donde nadie nos escuchara.

—Eres un imbecil—dije mientras lo empujaba—idiota, estupido, engreído..

—Shhh—me callo antes que continuará—me dirás que no te gusto?—pregunto arrogante—tus gemidos no decían lo mismo—dijo agarrándome de la cara.

—Suéltame!—grité empujándolo otra vez.

—Tranquila hermosa, recuerda que que tengo a tu amigo—dijo orgulloso.

—Eres un maldito, cómo se te ocurre decretar el incesto legal y decir que tenemos in relación, en verdad que alucino. Follar en frente de todos los invitados?, eres un enfermo!!—dije molesta y gritando.

—Solo quería que quedara claro que eres mía—dijo como si no fuera nada malo.

—Es que no soy tuya!—grité

—Si lo eres, y tranquila, ahora estás molesta y me odias pero pronto estarás rogando porque te folle y te haga mía—dijo recostando su trasero en un escritorio.

—QUE LES PASA!!—grito mi mamá mientras cerraba la puerta—COMO SE LES OCULLE FORNICAR ENFRENTE DE TODA LA FIESTA!—grito histérica.

—No hagas un drama de esto madre, dije que Valeria era mía y quería demostrarlo—dijo despreocupado.

—Tu hermana no es tuya, es tu hermana por Dios!—dijo echando humo.

—Puede que seas el rey pero no soy tuya ni nunca lo seré—dije alejándolo de mi.

—SOY EL REY Y SI DIJO QUE ME PERTENECE, ME PERTENECES Y PUNTO!!—grito agarrándome de la muñeca y ejerciendo demasiada fuerza en mi muñeca.

—Suéltame!—dije liberándome de su agarre y caminado a la puerta de la habitación.

—Si cruzas esa puerta lo mato—dijo haciéndome detener.

—Si cruzas esa puerta lo mato—dijo haciéndome detener

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