⠀⠀⠀⠀𝘊𝘢𝘭𝘮𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 - 𝟩

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Cuando llegué a casa en la noche Rafe me esperaba en mi habitación sentado en mi cama.

—¿Dónde demonios estabas?— cuestionó enojado.

Suspiré.

—Estaba con mis amigos, lo siento... creí que llegaría a dormir ayer pero... he vuelto a ser amiga de Sarah.

Lo último lo hizo enojarse más de lo que creí.

—¿Ahora me vas a cambiar por ella?

Fruncí el ceño.

—Lo que siento por ti no se compara con una amistad— dije cruzada de brazos. —Lo siento por no haberte dicho nada.

—Tu mamá está enojada.

—No me sorprende.

—Estaba preocupado por ti.

—Lo siento.

—Me he tenido que acostumbrar a verte con ellos, pero no me pidas que no me moleste si se supone que estoy aquí y tú te vas sin siquiera avisarme.

Asentí lentamente.

—Ya entendí, Rafe. Te he dicho que lo siento.

—¿Cómo arreglaste las cosas con mi hermana?

—Hemos hablado, era lo que necesitábamos. Escucha, sé que tú no te llevas bien con ella y que esto te desconcierta. Pero sabes que te amo.

Suspiró y se pasó las manos por el cabello.

—Está bien.

Me senté a su lado.

—¿Por qué venías tan feliz?— cuestionó intentando olvidar la pequeña discusión que habíamos tenido.

—Mañana te lo digo— murmuré. —Estoy segura de que te hará feliz a ti también.

Sonrió levemente.

Me dormí pensando en el oro, y en lo feliz que nos ha hecho encontrarlo.

Por fin podríamos irnos todos, incluso Rafe podría ir y olvidarse de las diferencias entre ellos. Siempre he querido decirle que él y JJ se parecen más de lo que les gustaría. Son tantas cosas que por un momento pensaría que son hermanos.

Pero no lo son, y eso es bueno, el mundo no está preparado para verlos siendo amigos.

Cuando llegué a casa de John B al día siguiente ya todos estaban ahí.

—Vamos a derretir el oro— repetí.

—Así es.

Asentí lentamente.

Lo pusimos en un recipiente y después Kiara me tendió el encendedor gigante.

—Hazlo tú.

—¿Qué?

—Solo... no me gusta el fuego.

Lo encendí y en cuanto lo acerqué al oro se comenzó a derretir. No lo podemos vender con el símbolo que tenía, así que era necesario hacer esto.

Cuando ya estuvo listo subimos a la camioneta, lo vamos a vender lo más caro que se pueda.

JJ fue el primero en bajar.

—Buen trabajo con la fundición doctora Frankenstein— dijo sarcástico observando la deforme placa de oro.

—Tú no hubieras podido hacerlo mejor— murmuré bajando de la camioneta.

—Claro que hubiera podido, tomé clases de soldadura.

—¿Ah si? ¿Cuándo?

—Hace mucho.

𝑊𝐸𝑆𝑇 𝐶𝑂𝐴𝑆𝑇  - | Oᴜᴛᴇʀ ʙᴀɴᴋs |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora