𝑊𝐸𝑆𝑇 𝐶𝑂𝐴𝑆𝑇 - | Oᴜᴛᴇʀ ʙᴀɴᴋs |

⠀⠀⠀⠀𝘗𝘪𝘭𝘰𝘵𝘰 - 𝟣

Este verano lo único que tenemos como prioridad es divertirnos, aunque estando con ellos siempre es divertido. Cada momento con mis amigos vale totalmente la pena, así ha sido siempre. Desde pequeños.

Aquí en Outer Banks siempre ha sido difícil ser amiga de ellos, no lo ven bien, en especial mamá. Pero no me importa, porque nuestra amistad va más allá que todo eso; el dinero y ambas partes de la isla. Porque siempre ha sido así, los kooks... normalmente los idiotas con dinero y los pogues los idiotas sin dinero, los que jamás lograrán nada.

A diferencia de todos los kooks, yo no pienso así de ellos. Y estoy segura de que papá tampoco lo hace, por eso es mi persona favorita.

Hoy llegará el huracán Agatha y honestamente no estoy nerviosa, simplemente estoy sentada en el suelo de mi habitación escuchando música con Rafe a mi lado. Hay días que peleamos más que otros, pero normalmente siempre son tonterías. Otras veces es por su padre, porque es un idiota.

—Pues ya está, he tenido la tarde perfecta— inquirió Rafe haciéndome salir de mis pensamientos. Presionó el botón de la pequeña bocina para cambiar de canción hasta que se escuchó una que le gusta.

The beach - The neighbourhood.

Sonreí ante sus palabras y la canción que comenzó a sonar.

—¿Ya le dijiste a tu padre que compraste una motocicleta con su dinero?— cuestioné preocupada.

Suspiró y negó.

Se suponía que debía comprar los generadores para mañana y no lo hizo.

—Sé lo que me dirá. No necesito que me lo diga de nuevo en este momento.

Recargué mi cabeza en su hombro cuando escuché como el viento movía fuertemente los árboles.

—Tal vez no debiste comprarla— murmuré casi en un susurro.

Sentí como se tensó al instante.

—Tal vez.

Creí que se molestaría conmigo, pero no lo hizo y lo agradecí. Porque no es lo que necesitamos ahora.

—Deberíamos poner una película y no verla— sugirió travieso.

Lo observé por un par de segundos divertida por su propuesta.

—Deberíamos poner una película y verla— sugerí.

Él rodó los ojos.

—Claro, podemos hacer eso hasta que se vaya la luz por el huracán, después ya veremos...

Me senté en la cama y me recargué en la cabecera.

—Ven aquí conmigo.

Se sentó a mi lado y después rodeó uno de sus brazos por mi estómago.

Siempre he sentido ese cosquilleo, ese que sentí cuando sus dedos hicieron contacto con mi piel cuando la blusa que usaba se levantó un poco.

Dicen que cuando una persona nos ama lo sentimos, con el tacto, en sus ojos, en su sonrisa, en los besos y en el sexo, porque en lugar de tenerlo se sustituye con "hacer el amor". Es como todos lo llaman, pero creo que tienen razón, porque este año con Rafe lo he sentido, siempre. Lo siento cuando estoy sentada en la arena y veo sus lindos ojos azules del mismo color que el mar. Lo siento cuando me toca y mucho más cuando me besa.

Y por último, lo he sentido cuando llora entre mis brazos por todas las cosas feas que su padre le dice.

Vimos casi la mitad de la segunda película de Harry Potter cuando se fue la luz.