Capítulo 7

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Violeta salió de las oficinas para irse a casa lo antes posible. No terminaba de entender la situación ni por qué se había sentido así, pero sabía que era una persona que no soportaba, pero a la vez ese odio le gustaba.

-Ya estoy en casa- anunció Violeta nada más entrar

-¿Cómo ha ido todo?- preguntó Cristina con un tono relajado, dejando un beso en la frente de Violeta

La cercanía de su pareja le generó un cierto nerviosismo, pero no de ese que te da escalofríos, si no uno con culpabilidad, se sentía culpable. No había hecho nada, pero el haber tenido cierto sentimiento hacia una persona que no fuese ella hacía que su mundo se cayera. Cuando conoció a Cristina se enamoró al instante. Su relación fue lo que se puede decir "rápida". Se conocieron, empezaron a salir, y al poco tiempo ya estaban viviendo juntas. Violeta siempre ha amado la relación que tiene con su novia, a pesar de que tenían algún que otro roce (como cualquier pareja).

Como quería olvidar lo sucedido con Chiara, distorsionó un poco la situación.

-Muy bien- imitó la acción de su novia, dejando un beso en su frente. -Nos vimos, le dije de hablar, me disculpé, lo aceptó, nos despedimos y aquí estoy, contigo- dijo esto último sonriendo.

-Me alegro mucho pequeña, ¿Te apetece que nos echemos en el sillón un rato?- preguntó Cristina

-Voy a darme primero una ducha, pero acepto- Violeta dejó un beso en los labios de Cris y se fue a la ducha

Aunque suene un poco extraño, para Violeta la ducha era su lugar seguro. En ella podía conectar con ella misma, sin interrupciones, sin nadie que le contradiga, ella y el silencio siendo uno. En esta ocasión no pudo disfrutar de la ducha, ya que sus pensamientos irrumpian su tranquilidad. Venía una ola de culpabilidad, que era pisada por otra de dudas, acompañado todo de un sentimiento de incordio e incomodidad. Nunca había sufrido tanto una ducha como en esa ocasión, por lo que trató de ducharse lo más rapido posible. Eso hizo que Cristina se extrañara, ya que Violeta no era precisamente la persona más rápida en ducharse.

-¿Estás bien?- preguntó Cris entrando al baño

-¿Eh?- salió del trance en el que estaba sumida -Sí, todo bien... En uno de esos miles pensamientos, a Violeta le surgió la posibilidad de volver a ver a Chiara. No sabía como se podría llegar a sentir; si finalmente eso que le sucedió quedaría en algo momentáneo, si la seguiría odiando con la misma intensidad que le nació desde que la conoció, si de repente se calmaría la situación..., mil posibilidades rondaban su cabeza y hacía que no la dejaran traquila. Quería callar sus pensamientos y no sabía como.

-Por cierto, he estado hablando con Chiara- (Otra vez Chiara no por favor) -Manaña nos volveremos a ver, pero iremos a tomar algo. Queremos tener una charla y así también poder buscar inspiración del exterior. No se que te parecerá la idea pero me gustaría que vinieras, así también podemos pasar tiempo juntas- Cristina no sabía lo que estaba generando en Violeta con esas palabras. ¿Lo primero que pensó? Un no rotundo, pero luego le dió un par de vueltas y pensó que quizás le venía bien para aclararse. Además, adora pasar tiempo con su novia por lo cual no veia el por qué no ir.

-Me parece bien, pero no te prometo que nos llevemos muy bien- decía Violeta

-Genial, no tengo las expectativas muy altas así que me conformo con que hayas aceptado- contestó Cristina


Al día siguiente Violeta, Cristina y Chiara se encontraron en un bar justo debajo de las oficinas donde estas últimas trabajan. Era un pequeño bar común de pueblo, uno de esos que encuentras en cualquier calle. Se sentaron en una mesita en la terraza, era una mesita pequeña circular, por lo que todas estaban al lado de todas. Las primeras en llegar fueron Cris y Violeta, lo cual era un poco extraño ya que Chiara siempre era la primera en llegar a todos los encuentros, pero no le dieron mayor importancia. La verdad es que Chiara cuando recibió el mensaje de Cristina lo aceptó sin ninguna duda, estaba muy feliz de lo que estaba logrando y le encantaba sacar tiempo para su música. Pero cuando volvió a recibir un mensaje de esta, no se esperaba que fuera para avisar que Violeta también iría al encuentro. Chiara aún no terminaba de entender quién era Violeta ni por qué siempre tenía algo que ver en los asuntos de trabajo. Tras saber que Violeta iría, sintió la necesidad de generar buena impresión, por lo que, aún ya estando preparada y dispuesta a salir, decidió volver a cambiarse. Tras un buen rato luchando con su armario sin saber que ponerse, se decantó por una camiseta negra corta, una falda vaquera larga y unas botas negras. No fue lo más arreglada que podía ir, pero se sentía cómoda con lo elegido, además de que resaltaba mucho su figura.

¿Casualidad o causalidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora