-Capítulo 5-

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El horario de entrada al trabajo se acercaba rápidamente, como una especie de penitencia que no se puede ignorar ni dejar pasar. Así que Hitori, siendo el manojo de nervios andante que se caracterizaba en ser desde toda su vida, terminaba de prepararse para dirigirse al STARRY, metiendo su guitarra en su estuche con manos menos temblorosas y torpes. Guardo con cuidado las uñas de su instrumento en un bolsillo especial para estas y reviso que llevara lo necesario para no colapsar con excusas que avivaban su espíritu nervioso que en el pasado hubieran sido más extravagantes, directas y severas, con tal de no ir.

Entonces, después de lanzar lejos el pensamiento que la tentaba a darse de cabezazos hasta desmayarse o sufrir una fractura craneoencefálica, sopesó el peso de su estuche mientras colgaba el tirante en uno de sus hombros y se dio ánimos a sí misma en voz alta.

-Bocchi: "E-esta vez puedo ir hasta allá sin problemas..."

Aun así, no pudo evitar tragar saliva, sintiendo ese impulso salvaje y bestial de frenarse y sabotear esa pizquita de valentía que había nacido en su pecho desde que cierta persona había llegado a su vida. Tal vez no una provocarse una fractura, pero quizá hacer un speedrun para enfermarse... No, se negó con la cabeza.

-Bocchi: "No es necesario" —se respondió a sí misma con voz titubeante— "S-seguro podré entrar sin necesidad de pegarme a la espalda de Denji como una sanguijuela... uh... eso espero al menos... b-bueno... como sea, entonces me voy"

Salir de su habitación le tomó fácilmente unos cinco tortuosos minutos en los que las opciones para incapacitarse seguían revoloteando como mosquitos. Al final, cuando cayó en cuenta de que se le podría hacer tarde para verse con Denji en el parque, sus piernas reaccionaron antes que su cerebro y, en un parpadeó, ya estaba cerrando la puerta de su habitación.

Más allá de sus nervios, todo estaba en orden. Llevaba algunos yenes extras y también había colado entre sus cosas una bolsa de papel "por si acaso".

Cuando estuvo a punto de salir de casa, ya camino a la entrada y tras pasar por la cocina, su madre, Michiyo Gotoh, se asomó desde la puerta observándola con cariño. Un ápice de ternura se coló en su expresión maternal al notar la tensión en los hombros de su hija, tan tiesa como si al quedarse quieta no la viera la persona mejor la conocía de todo el mundo...

Aunque, bueno, Denji tampoco es que se quedara atrás. El chico era muy perspicaz, aunque a simple vista pareciera un vagabundo.

-Michiyo: "¿Ya te vas?"

Par de InadaptadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora