Capitulo 3.

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Cuando por fin, decidí que era momento de irme a casa.

Decidí que me iria caminando. Tal vez podría "disimuladamente" juzgar, burlarme y maldecir, a las personas que me encuentre en el camino.

Por qué, es divertido y no lo hago con ningún tipo de maldad. Solo lo hago, porque, las personas hacen cosas estúpidas cuando nadie está viendo.

Empecé a caminar y para mí mala suerte, (que al parecer es lo único que tengo) solo me cruce con parejas. De todo tipo, novios, casi algos, esposos, prometidos. De todo.

Estoy empezando a pesar que te bañaron en sal de bebe.

Y allí otra razón, para querer morir. Seguí caminando, ignorando al mundo. Y pensando en que será de mi vida luego de graduarme.

Estás delirando. Eres joven, disfruta la vida. Además, aún nos falta para graduarnos del instituto.

Lo digo en serio. Es decir. Mis "tíos" me dejan quedarme en su casa, solo porque soy menor de edad y conmigo allí, ellos pueden aprovecharse de la herencia de mi padre, que no cobraré hasta que cumpla 18. Pero en cuanto cumpla la mayoría de edad y cobre esa herencia, estoy segura de que me tirarán patitas a la calle, o como se diga.

Y nadie lo niega, pero joder, disfruta de tu juventud. ¡Vive la vida!

Y estoy viviendo la vida, es solo que...¡Por el amor a la mantequilla de maní!

¡¿Que?!

No puedo creer que este hablando con mi conciencia.

¡Ay! Deja el drama. De todas formas ya todo sabían que estabas loca.

Siento que mi teléfono vibra. Lo saco del bolsillo de mi chaqueta.

Probablemente ya tengan una idea de cómo soy y de como me visto. La típica chica inteligente, que usa ropa ancha, siempre está despeinada y usa lentes.

Pero no, yo sé que es moda.

¿Segura? Porque yo creo todo lo contrario.

Me visto descentemente. Justo ahora tengo puesto un short corto, con una sudadera negra, una chaqueta de jean y mis botas negras.

Los chicos siempre dicen, que debería ponerme algo que tenga más color. Uso lo que quiera y depende de cómo me sienta.

Y si siento que mi alma está oscura y podrida. Uso ropa oscura. Siempre me hago trenzas o me recojo el pelo en un moño. Mi pelo es negro, y largo, me llaga exactamente hasta las caderas. Y es ondulado.

Recuerdo que tengo que contestar el teléfono. Es mi tía, frunzo el ceño, ya me va a gritar. La odio.

Tu odias a todos, incluso te odias a ti mísma, así que no es una novedad.

Contesto.

-¿Dónde estás?- grita al otro lado de la línea. Alejo el teléfono de mi oreja.

Suspiró y pongo los ojos en blanco. No la soporto.

-Ya voy para allá.- digo. Mis voz suena un poco fría, desinteresada.

-Pues apúrate, ya va a estar lista la cena.- dice.

-Si, me apuro.- ruedo los ojos.

-¡Dame eso!- escucho la voz de el esposo de mi tía.- ¡¿Te crees muy rebelde verdad?!- grita.

-¿Que? ¡No!- exclamó.

-¡Pues a mí sí me parece!- grita.- ¡No vengas a casa!¡No te quiero ver por aquí!- vuelve a gritar.

Abro los ojos.

-¿Dónde me quedaré?¿En la calle?- pregunto con brusquedad.

-Tu sabrás dónde te quedarás.

Iba a decir otra cosa, pero me colgó. Veo el teléfono durante un rato. Frunzo el ceño, los odio con toda mi alma. Y son la única familia que tengo. En la ciudad, fuera de la ciudad tengo más, pero ninguno me recibirá, nadie quiere a una adolescente cerca de sus niños lindos y perfectos. Menos la familia de mi papá, cree que tengo los mismos problemas que mi madre.

En resumen, estoy sola.

Me tienes a mi.

No tienes cara, eres solo una jodida voz molesta, que está en mi cabeza, sin ofender.

Tranquila, no me ofendes.

Okey, dónde me quedaré. Empiezo a caminar otra vez, mientras pienso. Puedo llamar a mi trabajadora social, pero me metería en más problemas.

Puedes llamar a los chicos.

Podria, pero ¿Y si están ocupados? Bueno, quien no arriesga, no gana.

Busco el número de Anthony, voy a descartarlo a el primero; le doy a llamar, suena, suena, suena y... «Hola, este es el buzón de mensajes de Anthony Russell, si no te contesto es porque estoy ocupado. Llama más tarde.» Suspiró, primer fallo.

Ni siquiera dejo mensaje. Busco el número de Eliot, suena, suena, suena y... «Si no contesto es: 1. No me importa tu llamada. 2. No es tu problema. Deja un mensaje y luego te respondo.» Segundo fallo.

Busco el número de Manuel, lo mismo, suena, suena, suena y... «Buzon de mensajes de Manuel, lo actualice hoy, si no contesto, es porque estoy en una fiesta. Llama mañana.» me detengo de golpe. «¡Se fueron de fiesta!» pienso.

Busco rápidamente el número de Alessandro, suena, suena, suena y... «Hola, soy Aless. No conteste porque estoy de fiesta. Si quieren hablar, pueden buscarme en la fiesta, si es solo para fastidiar, te puedes ir a la mierda, no te voy a extrañar. Adiós.» ¿Esto es enserio? Busco el último número que me falta, Rich. Suena, suena, suena y...

-¿Hola?- escucho su voz del otro lado.

Suspiró. Gracias Dios. Ahora me lleno de valor.

-¿Rich?- pregunto y me arrepiento al instante.

-Morgan, ey, ¿Dónde estás?- pregunta.

-Eh, Rich, ¿Puedes venir por mi?- pregunto, incómoda.

-Claro, dime dónde estás, y voy a buscarte.- habla rápido.

Le doy la dirección, y me siento en un muro a esperarlo. No le he dicho lo de mis tíos. Así que, será una doble sorpresa.

Veo su auto; bueno el de su padre, ellos, saben manejar, pero no tienen auto, sus padres no quieren buscarlos en el hospital. El se detiene al frente de la acera en la que me encuentro. Baja del auto y camina hacia mi, se sienta a mi lado.

-¿Que paso?- pregunta.- ¿No te sentías mal?¿No te ibas para tu casa?

-Se supone,- susurro.- pero no quería ir.

-Ven te llevare a casa.- me dice. Se levanta y empieza a caminar a su auto.

-Rich.- lo llamo. El se detiene y se voltea.- ¿Puedo pedirte algo?- hablo en voz baja.

El me ve con el ceño fruncido. Respira y suspira.

-Claro.- dice después de un tiempo.- Lo que sea.- sonríe.

Pongo una mueca, su sonrisa se borra. No me gusta decirles, que necesito quedarme en su casa. Es un poco incómodo. Y sus padres me conocen, se que les agrado. Pero también conocen mi vida, mi pasado y mi presente, simplemente, no quiero que me tengan lastima.

-¿Puedo quedarme una noche en tu casa?- pregunto.- Será solo por hoy,- me apresuró a decir.- es que a mi tío le pareció gracioso dejarme en la calle.- digo intentando quitar la preocupación de su rostro.

El sonríe y asiente con la cabeza.

-Supongo que tú tío, es un idiota.- camina hacia su auto, sin decir nada más.

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Crónicas del Engaño: Susurros De Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora