Capitulo 9.

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Sin darme cuenta, terminé. En las gradas del campo de futbol, llorando y (como ya es de costumbre) sumergiendome en mi tristeza.

Admitelo, damos lastima.

Para poder levantarme de la mesa, tuve que poner la fascinante excusa, de que tenía que ir a entregar unos libros en la biblioteca. Y ya con eso mis extraordinarios amigos, sabían que me quedaría a leer.

Sabes, eres buena mintiendo.

Creo que es lo único que hago bien.

Intente leer, lo juro por la Nutella. Pero me puse a llorar y para no molestar y que me hicieran que callara, me fui.

Le doy gracias a dios que nadie está en la cancha. Sino ya me hubiese hido a mi "casa".

-Morgan.- me llaman.

Frunzo el ceño, ¿Alguien me llama?¿A mí? Seco mis lágrimas, cuando escucho pasos subiendo a las gradas.

Lo que faltaba, un chismoso.

-Morgan, ¿Estás bien?- pregunta Jacob.

Suspiró es Jacob, por lo menos no es ninguno de los chicos.

El es un chico.

-Si yo...- aclaro mi garganta- Estoy bien. Solo tomaba aire.- miento.

Mentirosa. Me golpeó mentalmente por eso.

No eres normal.

-Aah, no es que quiera meterme en tus asuntos pero no pareciera que estuvieras tomando aire.- dice con sinceridad.

Levanto la mirada, el se encuentra parado dos escalones abajo de donde yo estoy. Tiene las manos en los bolsillos de su chaqueta, tiene las cejas levantadas y una sonrisa en sus labios.

¿De que se ríe?¿Tenemos cara de payasas o que?

-Esta es sin dudas la imagen más tierna del mundo.- habla, sacando su teléfono, antes de que pueda reaccionar me toma una foto.

-¡Oye!- exclamó- Eso es ilegal, te puedo demandar ¿Lo sabes?- digo enojada.

-Lo se.- dice con la mirada fija en su teléfono. Tiene una sonrisa divertida en la cara, yo lo veo con ira. Es un gilipollas.- Pero no lo harás.- dice con toda la tranquilidad del mundo.

Sube los escalones que le faltan, y se sienta a mi lado.

-¿Por qué tan seguro?- pregunto cruzandome de brazos.- No me conoces, no sabes de los que soy capaz.- expreso.

-¡Eres un pan de dios, Morgan!- exclama. Lo veo con un puchero en los labios.- Mira.- me muestra su teléfono.

En la pantalla aparece la foto que me tomo, sentada en las gradas con las rodillas pegadas al pecho, la capucha de mi suéter súper enorme cubre mi cabeza, mi pelo es un desastre, la trenza ya no es una trenza, de hecho esta completamente suelto; mis ojos y mi nariz sobresalen entre mis rodillas y como tengo el suéter, me veo más chistosa y chiquita. Me río.

-Me veo horrible.- digo aún entre risas.

-¿Tu crees?- pregunta Jacob frunciendo el ceño.- Yo creo que te vez hermosa.- dice viendo la foto.

-Estas ciego.- le explicó.- Me veo horrenda y dios mi pelo es un asco.- me quejo, recordando que aún soy un asco.

Me quito la capucha, y empiezo a pasar mi mano por mi cabello, intento desenredarlo. Porque si, mi mano en estos momentos le hace de peine.

-¡Auch!- chillo cuando jalo mi cabello gracias a un nudo. Con mi otra mano sobó mi pobre cuero cabelludo.

-Te vas a descerebrar.- susurra Jacob en tono divertido.

-Dudo mucho que esa palabra exista.- expreso.

-Espera,- el toma su mochila y saca un peiné.- Te lo presto.- dice dándomelo.

Lo veo raro.

-¿Tienes el bolso de Hermione Granger o que?- pregunto.

-No, es de mi hermana.- explica viendo el peine con asco.

-¿Que otra cosa interesante tienes allí?- pregunto.

El ve su bolso, lo ve como si tuviera rayos x en los ojos.

–Nada interesante, la verdad.- susurra.- Un lápiz, tres libretas y ya.- explica.

–Bueno, por lo menos tú traes algo.- susurró.- Mis amigos solo se traen a ellos mismos.- el se ríe y yo le sigo.

–Bueno, me dejas...- hace un gesto con las manos que me deja claro que quiere peinar mi cabello.

Yo solo asiento con la cabeza, en señal de aprobación.

El empieza a pasar el peine por mi cabello. Lo hace con delicadeza, no duele. Es primera vez que alguien me peina con tanta delicadeza.

¿Huele a Jacob es mejor que Anthony?

Cierro los ojos, es algo raro que cierre los ojos, la verdad. Pero es tranquilizante, la forma en la que me peina. ¿Es normal que a una mujer le guste tanto una simple y absurda acción como está?

Y así amigos, es como se conquista a una tonta ezquizofrenica.

–¿Te duele?- pregunta Jacob.

Yo niego con la cabeza.

–No.- susurró.-Mmm, creo que me estoy quedando dormida.- susurro más para mí.

Escucho su risa y me río también.

–Si pues, supongo que tengo un don para hacer dormir a la gente.- bromea.

–Ojala y pudieras aplicarlo contra tu hermana.- digo, aún tengo los ojos cerrados, dejandome llevar por esa sensación de tranquilidad, que el me da.

Si no es el peiné. Es él.

–Créeme, ni porque la golpe con una sartén deja de molestar.- suelto una carcajada con su comentario, pero luego me pongo sería.

–Es tu hermana.- le recuerdo.

–¿Por qué dejaste de reír?- pregunta. Tiene el ceño fruncido y los brazos cruzados.

–Eh, mios tíos dicen que cuando me río parezco una foca.- susurró. El enarca una ceja.- Y pues, no me gusta reírme muy a menudo.

–¿Por lo de la foca? O ¿Simplemente porque no te gusta?

–Por la segunda.- sonrió, súper inocentemente.

El niega con la cabeza y se ríe.

La estoy pasando bien, por fin puedo ser yo misma con alguien. Y no tener que poner cara de desagradó con que solo me toquen. Por fin soy yo misma, con una persona que no me juzga. Por fin soy feliz, feliz de verdad.

Pero claro, como está es la historia de Morgan O'connor. Y no la de las Kardashians. Cómo mi vida no la escribe una persona graduada y con todos los tornillos puestos en sus sitios. Si no que la escribí una persona que constantemente se está drogando.

Está felicidad, que estoy experimentando justo ahora, no es para siempre.

Jacob y yo, dejamos de reír, porque escuchasmos un carraspeó.

Jacob voltea y yo me asomo por encima de su hombro. Veo a mis amigos, con caras de "¿WTF?".

Uhhhh, ahora sí la cagaste.

–Ehh, bueno, creo que hasta aquí llegaron nuestras horas de felicidad.- susurra Jacob, viéndome otra vez.

Yo solo asiento con la cabeza.

Adiós felicidad, te disfrute mucho.

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Crónicas del Engaño: Susurros De Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora