capítulo O3

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En una situación tan penosa
como la que estaba viviendo fue
inevitable recordar su noche de
bodas.

–Quítate la ropa.–

Al final del banquete de bodas,
una sirvienta le llevó a la cámara
nupcial. Con la ayuda de varias
criadas, se lavó y se sentó en la
cama, y después de un rato su
esposo le siguió a la habitación.

JungKook no sabía sus intenciones,
pero tenía los ojos bien abiertos. No
podía entender por qué el hombre,
que había ignorado por completo
su presencia durante toda la
boda, había hecho tal demanda
de la nada. No tenía conocimiento
específico, aunque vagamente
consciente, de que algo secreto
sucedía entre las parejas.

La sirvienta le había dicho,
–Tienes que obedecer a tu esposo
incondicionalmente y aceptar lo
que te pida sumisamente–

¿Cómo puede esa obediencia
incondicional implicar el quitarse la
ropa? Él no sabía qué hacer.

–¿Tengo que quitármela?–

Se llevó un soplo de sorpresa.
Park Jimin era como un gigante
hecho de acero. Sus hombros eran
el doble de anchos que los de él,
su cuello era largo y grueso, y su
cintura era delgada y recta, como
la de un elegante cazador. Él era
ridículo en comparación.

Al principio sabía que era un
hombre de físico único entre los
caballeros, pero era abrumador
verlo cara a cara. Tragó con fuerza.

A JungKook le dolía cuando su padre le
pegaba, no importaba si él lo hacía.

–Te ves terrible.– Su fría voz
hizo temblar a JungKook. El
hombre se acercó a la cama y
lo miró fijamente. Su enorme
cuerpo, dorado a la luz de la
chimenea, bloqueaba su visión.

–No te gusto mucho, ¿verdad?–

–Ah…yo,yo…–

Se inclinó sobre JungKook. En
su cara casi perfecta, sus ojos
color miel tenían un brillo tremendo.
Los labios apretados del hombre
se retorcieron con cinismo.

–Por supuesto, el hijo de un duque
nunca pondría en su corazón a un
caballero de bajo rango.–

Hubo un temblor incontrolable
en su cuerpo cuando escuchó
que su voz estaba llena de
hostilidad. Un esposo pertenece
a su esposo. Si él lo desea, podía
golpearlo y un castigo corporal
más severo que eso era tolerado
en su sociedad. JungKook sudaba de
miedo por la situación en la que
se encontraba, sin embargo, no
tenía más alternativa que aferrarse
a la posible, pero nada tangible
generosidad de su esposo, aunque
eso podía llegar a enfurecer a
Jimin.

–Ven aquí. Ya sabes lo que tienes
que hacer.–

JungKook no podía preguntarle qué
tenía que hacer y en cambio, miró
sus pies nerviosos. Una sombra
oscura cayó sobre su cabeza.
El hombre le levantó la barbilla
con sus largos y ásperos dedos,
enviando una mirada indescifrable.

–Si no lo hacemos la primera noche,
este matrimonio se considera
inválido. ¿Quieres una anulación?–

Atrapado en sus oscuras pupilas
de profundidad desconocida, JungKook
tembló. El hombre torció su boca.

–Si quieres que salga, dímelo– dijo.

–...–

–Una vez que empezamos, no voy a
detenerme.–

La garganta de JungKook se estrechó
y tragó fuerte por segunda vez. Si
dejaba que se fuera así, su padre
seguramente no lo perdonaría.
No tenía elección en primer lugar.
JungKook cerró los ojos y aflojó su
cinturón con manos temblorosas.

El miedo a ser golpeado por su
padre era mucho mayor que el
miedo a ser humillado por un
extraño. No. No terminaría siendo
golpeado. Tal vez un castigo más
severo sería que su padre regresara
con otro caballero en unos días. Él
no era más que una herramienta
para la conveniencia de su padre.

En el punzante silencio, JungKook se
quitó los adornos uno por uno y los
puso al lado de la cama. Sólo se oía
el sonido del fuego que chispeaba a
través de la habitación. Podía sentir
la mirada penetrante del hombre
mientras bajaba la correa de sus
pantalones.

El aire frío de la noche barrió con
dureza su espalda y hombros
desnudos, haciendo que su carne
se erizara de inmediato. Se aferró a
su camisa en el pecho, incapaz de
bajarla más. Entonces Jimin
puso una rodilla en la cama y tiró
del borde de su pantalón en un
movimiento.

𝘁𝗵𝗲 𝗿𝗲𝘁𝗵𝘂𝗿𝗻 ᰔ jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora