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Harry había llegado al ministerio apenas fueron las 7:30Am en punto, entro al gran lugar donde alguna vez Voldemort lo quiso poseer y sacudió su cabeza. Eso era pasado, no había por qué recordarlo.

Se sorprendió cuando todos tenían su vista en él e incluso algunos se atrevían a murmurar cosas, algo que sinceramente le enfureció pero más que eso solo lo confundió.

Ayer después de la cena con los Weasley no volvió a tomar palabra con Malfoy hasta pasadas las diez de la noche donde solo se dedicaron un simple ‘Hasta luego’ y no crean que se han peleado o algo por el estilo sino que simplemente después de aquella pregunta hecha por Malfoy y esa respuesta de Potter causaron estragos en este último quien se la paso pensando toda la noche sobre lo sucedido.

Llegó a su oficina y abrió la puerta, comenzó con su trabajo aunque ni siquiera podía concentrarse de todo lo que traía en mente, no se podría concentrar teniendo en mente esos ojos de Draco que en ocasiones hacia que se perdiera en ellos.

Obsevo el reloj en la pared y se dio cuenta que apenas habían pasado dos horas desde que había llegado al Ministerio.

Escucho un estruendo y luego la puerta se abrió fuertemente dejando entrar al becado que le a estado ayudando desde el Lunes, tenía en brazos a Scorpius y él se miraba asustado y muy abrumado.

—Mortifagos en la puerta — fue lo último que pudo decir antes de desmayarse, sin embargo Harry alcanzó a agarrar a Scorpius para evitar que cayera junto con aquel hombre.

Corrió hasta la chimenea que estaba en su oficina la cual estaba firmemente conectada con la madriguera de los Weasley. Grito a dónde quería ir y automáticamente las llamas lo absorbieron, cayó firmemente en la sala donde estaba Molly Weasley leyendo un periódico mientras que George y su esposa se mantenían charlando.

—Harry hijo — dijo Molly levantándose.

—No hay tiempo, cuiden a Scorpius un ataque en el ministerio — soltó pasándole un lloron Scorpius a Angelina quien lo tomo tratando de calmarlo. —Tranquilo, amor. Ahorita vengo con papá ¿Ok? — dijo Harry tratando de calmar el llanto incontrolable del rubiecito quien se calmó cuando vio los ojos verdes de Harry.

Potter le dedico una mirada a Molly y se metió de nuevo a la chimenea donde fue a parar al ministerio de nuevo.
Aunque el sonido de está retumbó de nuevo, George había venido con él.

Ambos salieron de la oficina dandose cuenta que Pablo el becado aún seguía desmayado donde lo dejaron, ya vendrían por él.

Varios aurores trataban de impedir que el fuego de llamas verdes se saliera de control, alcanzó a ver cómo Draco peleaba contra alguien más alto que él pero no lo suficiente.

—Harry, super lindo que estés enamorado pero estamos en medio de una pelea — dijo George protegiéndolo de un hechizo lanzado.

Harry asintio y comenzaron a luchar hechizos por aquí y por allá, algunos incluso destruyeron parte de unas estatuas y eso le recordó a lo de la mañana, le recordó como los vidrios habían caído después de la explosión de poder que hizo Voldemort.

Escucho un estruendo y alguien cayendo por el rabillo del ojo, alcanzó a divisar esa cabellera rubia de Malfoy quien solo caía inerte al suelo.

Corrio hasta él mientras George lo protegía.

—Jodida mierda, Draco — dijo golpeándolo suavemente en la mejilla.

Un hombre vestido de negro y con una máscara de Mortifago como la que vio en cuarto año en aquel cementerio cuando Voldemort reunió a sus secuaces estaba observándolo desde lejos, un mechón café cayó por la frente del hombre aunque lo escondió rápidamente.

El hombre lanzó un hechizo más hacia el techo donde se conjuro la marca tenebrosa, Harry bajo su mirada rápidamente hasta el hombre quien le dedico una mirada fría antes de desaparecerse.

Cuando él se fue uno de los secuases grito: —¡Harry Potter, él a vuelto! — grito mientras se carcajeaba y desaparecía al igual que los demás.

Dos minutos después se veía como aurores cargaban los cuerpos inertes de algunos compañeros y como otros lloraban a un cuerpo sin vida.

George llegó hasta ellos.

—¿Estás bien? — pregunto el pelirrojo

Sin embargo Harry no respondió y cayó desmayado sobre el cuerpo de Draco quien aún seguía en aquel sueño.

—¡Ayuda! — grito George y dos aurores se acercaron —Ayudenme a llevarlos a la oficina de Harry

Ambos aurores obedecieron y ayudaron a George con Harry mientras que otro Auror llevaba a Draco, cuando llegaron a la oficina el Weasley abrió la red.

—Gracias y denle atención a este chico — ordenó para que los aurores se llevarán a Pablo quien seguía ahí tirado

—Primero Harry — dijo a si mismo, tomo el cuerpo de Harry y se metió con él a la chimenea, grito a dónde iría y rápidamente las llamas lo absorbieron, cayó en el piso de la madrigera donde Molly le ayudo con Harry a quien entra todos depositaron en el sillón. —Falta Draco — aviso antes de meterse a la chimenea e ir por el rubio, minutos después ya estaban los tres en la sala, donde un aturdido Harry estaba despertando.

Llevaron a Draco a una de las habitaciones donde lo dejaron para que descansará, Harry entro a aquella habitación ya más tranquilo y en sus cinco sentidos.

Observo el rostro de Draco, era lindo demasiado lindo si le preguntarán a él. Llevaban apenas meses con aquella amistad y no se arrepentía de nada, tal vez solo de ser un cobarde.
Decidieron hacerse amigos cuando Harry ayudo a Malfoy en su momento más débil, en la muerte de Astoria. Ella había muerto dando a luz al pequeño Scorpius y Draco se encontraba triste y desolado por aquella situacion, tanto que le costaba ver a Scorpius.

Harry junto a la familia Weasley, Blasie, Pansy Parkinson y Theo estuvieron dividiéndose los tiempos para cuidar del pequeño Scorpius y de Malfoy en lo que se recuperaba.

Se había encariñado tanto con el pequeño Malfoy que lo quería como hijo propio y a Malfoy lo quería como algo más aunque ni siquiera se lo dijera.

Quería aquellos rubios como su familia.

Secret Romance |  DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora