- 11.

581 68 1
                                    


Era un sincero imbécil, azotó la puerta pero luego recordó que Albus ya estaba durmiendo y se golpeó mentalmente.
No había visto a Draco en todo el día y menos desde la pelea, pelea que había sucedido hace ya tres días.

No lo juzguen. Antes de que manden a hechizarlo léanlo.

Tenia miedo y era un cobarde, si muy de salvar al mundo pero un reverendo cobarde. No se había comunicado con Draco para algo más, solo para preguntar por Scorpius y por Liam, mientras que el rubio preguntaba solo por Albus y la salud de Molly.

Iba a dormir cuando una lechuza tocó levemente su ventana, era una lechuza negra mas que elegante, tenía pequeños destellos platinados en el pelaje. Abrió la ventana, tomo la carta y alimento al ave.
Era un vociferador.

—«¡Maldito Potter! Espero tengas una buena explicación para el por qué de que mi elfina este en el hospital. ¡Te quiero en el hospital de San Mungo en menos de tres minutos, menudo imbécil!» — apenas terminó de gritar todo la carta se rompió en varios trozos de papel que cayeron en el suelo para desaparecer a los segundos.

Potter suspiro, un problema más.

Tomo su sudadera, arropó a Albus y aún con el bebé dormido se transportó por la red flu hasta el hospital de San Mungo llegando por una de la diez chimeneas que estaban a dispocisión siempre abiertas.

Camino con pereza hasta el área de elfos, como nueva reforma de Hermione propuso y ordenó que se crearán áreas especializadas para el cuidado de enfermedades y accidentes de elfos, cosa que no causo alegría en los magos sangre pura tradicionalistas.

—¿Que fue, Malfoy? — pregunto viéndolo, tenía a los bebés a su lado durmiendo en el doble columpio.

—Mi elfina, presento vómito y dolor por culpa de tus cochinos chocolates. -— le reclamo sin pena, le arrebato a Albus y con su varita apareció un columpio más pegado al anterior doble y ahí acostó al bebé para que durmiera.

Una vez que el bebé estaba asegurado volvió su vista a Harry.

—¡Imbécil! ¿Que diablos tenían los chocolates? — pregunto dándole un zape

—Nada, solo eran chocolates. Hermione me los dio para pedirte disculpas — confeso con voz tímida sobándose la nuca

Draco no dijo más por unos segundos.

—Si algo le pasa a Dinny haré una investigación muy profunda sobre que quieran hacer con esas cosas por qué si hoy fue mi elfina más tarde puedo ser yo o peor los niños. Y no voy a poner a mis hijos en peligro, Potter. — soltó con dureza, Harry se estremeció.

No dijo más solo se sentó a su lado. Esperaron por horas hasta que un medimago salió a dar las últimas noticias sobre la elfina.

—Estara bien, solo se intoxicó. Puede irse apenas lo desee — finalizó el profesional llendose de ahí, espero a Draco cuando el rubio entro a la habitación para ver a su amiga.

A los minutos salieron Dinny y Draco, la primera con las orejas decaidas y la ropa que se les da en el hospital. Harry la saludo amablemente y rechazo su ayuda cuando la elfina quiso hacer fuerza cargando a los tres bebés.

—No, estás enferma, reposa al menos unas horas, más tarde me puedes ayudar — dijo Harry sonriéndole

Se transportaron hasta la mansión Malfoy en menos de dos minutos.

Al llegar era tarde, demasiado.

—Quedate a dormir, sube las escaleras y en la segunda habitación puedes quedarte tu y Albus. — menciono serio el dueño de la casa, Potter no se atrevió a contradecir

Pasaron el resto de la noche durmiendo, durmió tan rico que no quería despertar pero el horrible y maldito trabajo era necesario, bueno no tan necesario era rico, podía mantener a su siguiente generación y aún así le sobraría dinero pero no quería ser un holgazán.

Se levantó, no se ducho por qué no estaba en su casa y bajo con un Albus muy despierto, en el comedor ya estaban Liam, Scorpius y Draco. El segundo apenas lo vio alzó sus brazos derramando un poco de la papilla que tenía frente a él.

Bajo a Albus, quien pidió atención del rubio quien automáticamente se la dio sin pensar un poco. Cargo a Scorpius sin problemas causando risas en el pequeño bebé, en la pequeña versión de Malfoy.

—Que bonito bebé, ¿Hace cuanto no te veía, mi amor? — pregunto al aire haciéndole cariños a Scorpius quien solo se reía de las ocurrencias del pelinegro. —Te quiero bebé.

Bajo a Scorpius poniéndolo en su sillita y luego cargo en brazos al muy pequeño Liam. Le recordaba tanto a Ginny, a Matt.

—Te cuidare con mi vida si es necesario, tanto a ti como a tus hermanitos. — soltó tan bajo que Draco no lo escucho y le alegro que no lo hiciera.

—¿Desayunaras, Potter? — pregunto Malfoy

—Si.

—Entonces siéntate de una vez, se hara tarde.

—Draco, primero quiero pedirte disculpas, fui un reverendo imbécil al decir eso, solo no había tenido un buen día.

—¿Y? Yo no tengo la culpa de que no hayas tenido un buen dia. — soltó mirando el periódico

—Lo se solo, perdoname.

—¿Cuando te irás a Estados Unidos? — pregunto cambiando de tema, pero Harry sabía que era su forma de aceptar las disculpas

—Mañana.

—¿Me dejaras a Albus? — pregunto

—Si quieres.

—Bueno, que te parece si hoy no vas a trabajar, yo tampoco y nos quedamos cuidando a los niños, arreglando lo de vivir juntos y ya mañana te largas. — propuso el rubio dejando de lado el periódico

—bueno pero iré por ropa.

Seria un largo día.

Secret Romance |  DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora