8. El desastroso final.

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Harley corrió, no quería estar cerca de ese lugar, quería salir lo más pronto posible de ese departamento en el que su padre se había estado follando a su prometido.

Llevaba miles de pensamientos en mente y un par de lágrimas de enojo y tristeza corriéndole por el rostro, escuchó a su padre llamarlo pero decidió ignorarlo, no quería oírlo, no quería verlo... Menos después de cómo los observó.
Bajaba las escaleras con rapidez pero tan inmerso de la realidad estaba que tropezó y rodó por las escaleras hasta el primer piso.

Tony, quien salió en bata después de un momento, observó desde lo alto como el cuerpo de su hijo yacía en el suelo sin moverse.

—¡Noo, Harley!

Bajó las escaleras de igual modo pero también siendo consciente de que debía hacerlo con cuidado ya que podría pasarle lo mismo.
Llegó hasta el cuerpo de su hijo, este tenía una gran hemorragia en la cabeza además de que no estaba consciente.

—¡Una ambulancia, ayuda!

Varios habitantes de los primeros pisos salieron a presenciar aquella escena de un padre con su hijo en brazos suplicando por una ambulancia, lo cual no tardaron en llamar.

Pero ya era demasiado tarde, los pulmones de Harley habían dejado de funcionar y su corazón había dejado de latir.

Tony se sentía la peor mierda del mundo, ¿Qué diablos había hecho? ¿Qué le había hecho a su propio hijo?

—Perdón, Harley, perdóname hijo —lloró sosteniendo a su retoño en sus brazos, sabía que su hijo jamás lo podría haber perdonado por lo que había hecho.

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Virginia y Katie se había enterado de todo lo sucedido, y no porque alguien les hubiese chismeado, si no porque el mismo Tony las había reunido a ambas para decírselos.
Sentía que merecía un castigo y definitivamente la total desaprobación y el odio de su familia era uno gigantesco.
No se sentía capaz de seguir ocultando tal cosa. No fue agradable para él romperle el corazón a su hija y a Pepper pero tuvo que hacerlo. No era solo un mal padre, era también un infiel de mierda que siempre pensó solo en él mismo y nunca en los demás. Un egoísta de mierda que merecía vivir completamente solo, o al menos eso fue lo que ambas le dijeron.

—¡Eres lo peor que me pudo haber pasado en mi maldita vida, me quitaste a mi hijo, a mi bebé, ojalá nunca te hubiera conocido, maldito enfermo de mierda, lárgate no te quiero volver a ver! —Pepper estaba destrozada, embriagada en sufrimiento.

—Lo sabía, ambos son unos asquerosos, ojalá que la vida les haga pagar esto que le han hecho a Harley, ¿Por qué, papá? Él no merecía esto que le has hecho —dijo Katie, no tenía respuesta a esa pregunta porque tampoco la tenía para sí mismo.

Lo único que hizo fue llevar sus maletas al auto y con el alma hecha pedazos salir de la que había sido su casa por muchos años.

¿Qué iba a hacer ahora, que podría hacer sin Peter?

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Por obviedad, y aunque a Katie y a Virginia no le agradara la idea para nada, el hombre estuvo presente en la ceremonia fúnebre. Fue lo más incómodo y lo más doloroso, ya que por su culpa su hijo se encontraba dentro de ese maldito jarrón. Se sentía observado, juzgado y odiado, pensó que merecía eso y mucho más.

¿Lo peor? No podía dejar de pensar en Peter, aunque quisiera no podía, la culpa de todo lo que había pasado lo mataba, pero la falta que Peter le hacía lo estaba torturando, poco a poco y sin ninguna piedad.
Sabía que no debía dolerle más la partida de Peter que la de Harley, pero ¿Qué podía hacer si así era?
Él no podía mandar en su corazón, si hubiese sido así la historia hubiese sido otra demasiado diferente.

El padre de mi novio. (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora