Cap 2

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—So Hee, yo... Quiero vivir—

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¡Amoorr!, Taetae ¿Dónde estás precioso?— Su voz se escuchaba cada vez más cerca, el ruido de las hojas otoñales rompiéndose a su paso, su respiración y olor me ponían en alerta—¡TE ENCONTRÉ!— grito quitando las hojas que me cubrían.

Salí detrás del arbusto, me lance a sus brazos y él gustoso me recibió; entre risas y cosquillas me dio un par de besos por toda mi cara hasta que, gracias al vestido que llevaba, llegó a la piel expuesta cerca de mis clavícula , entonces perdí el equilibrio y caí encima de él, para amortiguar la caída coloque mis antebrazos a cada lado de su cabeza.

Lo admire, su sonrisa; tan bella adornada de esos dientes de conejito, su ojos; grandes e iluminados, llenos de amor, su cejas, cabello y nariz, todo en él era perfecto. Lleve una mano recogiendo las mechas rebeldes que lograban cubrir su rostro, él seguía sonriendo.

Entonces me di cuenta que él es mi felicidad, él es esa chispa que logra animarme cuando la obscuridad me invade, él es la vela que guía mi camino en la inmensidad del mar, él es mi brújula en el desierto, lo es todo para mí, estar a su lado es una necesidad que jamás pienso soltar.

—Mi amor, ¿Qué tienes?— me tomó del rostro con sus manos cuando se percató de la tristeza en mi mirada— ¿Paso algo?—mis ojos se llenaron de lágrimas.

No estás aquí ¿Cierto?—

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Desperté agitado, las lágrimas caían como agua y mi pecho presionaba tan fuerte que el aire no lograba llegar a mis pulmones.

—Su alteza— So Hee llegó a mi lado con una copa que al parecer contenía una infusión realizada con hierbas bastante olorosas —Beba un poco— dijo mientras hacia pequeños círculos en mi espalda tratando de calmarme.

Desde el ultimo día que vino el curandero mi madre decidió que So Hee pasara todas las noches en mi habitación por si "sucedía algo", desde entonces So Hee me cuida a todas horas.

—¿Qué hora es?— pregunté un poco más calmado.

—Aún es de madrugada, duerma un poco más— dejo de lado la infusión y me abrigo.

—Iré a dar un paseo, no tengo sueño— me trate de levantar pero solo logré caer de rodillas a la orilla de la cama ¿Desde cuándo soy tan débil?.

—Príncipe— alarmada me ayudó a levantar  —Permítame acompañarlo en su caminata- me sentó en la cama y coloco mi calzado con delicadeza.

—No me romperé— solté e intente mostrarle una sonrisa que salió más como una mueca.

—Yo no estaría tan segura de eso— devolvió mi sonrisa, se levantó, tendió su mano para sujetarme con fuerza y salimos de mi habitación.

La noche era cálida, a pesar de la lluvia el ambiente se sentía muy acogedor, hacia tiempo que no me sentía tan en paz, pasaron dos semanas de mi último desmayo y he tenido una recuperación bastante exitosa, he ganado peso y mi humor también ha cambiado, aunque mis fuerzas siguen siendo las mismas y mis pesadillas no se van del todo, llegan cuando menos lo espero. Pero las esquivo así como hoy, saliendo a caminar, como si fuera rutinario cuando miro al exterior busco "algo" no se exactamente que, pero abro bien los ojos para que no se me escape de nuevo .

LLUVIA PRIMERIZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora