Cap 6

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Miraba con detenimiento el anillo en mi dedo, ese anillo que evidenciaba mi compromiso con Jungkook.

Nuestro compromiso se hizo oficial a mis 16 años y desde entonces no he querido retirarlo de mi anular derecho. Las palabras de aquel hombre retumbaban en mi cabeza y a cada instante me dolía más el vientre.

Estuve solo por más de dos horas, dos horas en donde solo podía mirar a mi alrededor, al parecer mis sospechas eran ciertas, me encontraba en el tercer piso de una mansión, a mis alrededores solo había bosque y un par de caballos relinchaban en el portón a unos 50 metros.

Acomode la sabana para cubrir por completo mi cuerpo y camine por la habitación en busca de ropa para cambiarme, me incomodaba bastante estar vestido de esa manera en una casa que no es mía y con uno o varios hombres desconocidos, al bajar de la cama me percate que mis sandalias estaban ahí así mismo, que las cadenas eran bastantes largas para caminar libremente por la habitación, corrí a abrir el gigantesco closet y mucha ropa de la que uso a diario se mostraba.

—¿Qué? ¿Cuándo paso esto?— nuevamente la desesperación se adueño de mi —¿Quiénes son estas personas?, ¿Por qué yo?— ya no podía contener el llanto, era como si inconscientemente mi corazón y mente sabían que algo muy malo pasaría.

—Él está adentro, quiero que lo revise minuciosamente— el cerrojo de la puerta se movía y la figura de aquel hombre se asomaba junto a otro, este ultimo traía un maletín y una bata blanca le calcule unos 70 años —Mírelo, ¿No es hermoso?— se acerco, me tomo del brazo y me levanto de un jalón —Hasta con lagrimas se ve precioso— tomo con una mano mis mejillas y acerco su rostro al mío, movía lentamente su mano libre hasta mi cintura, cerré los ojos en busca de desaparecer, no soportaba ese trato ni mucho menos tenerlo a escasos centímetros de mi.

—Trátelo con delicadeza, puede lastimarlo si es que se trata de un omega— El hombre por fin hablo, hizo una reverencia hacia mi antes de caminar hacia la mesa y de su maletín comenzar a sacar instrumentos bastantes raros.

—¿Omega?— dije en voz baja y abrí los ojos no queriendo estar en lo cierto cuando llegaron varias memorias de cuando era pequeño.

—Si precioso, ¿Por qué crees que te he traído aquí?— soltó su agarre gracias a las palabras antes dichas por el extraño con bata, pero de nuevo me tomo del brazo y me halo hacia la cama, una vez ahí me obligo a sentarme —Quítate esa manta, estorbara en el trabajo del médico— yo seguía perdido en mis pensamientos y al no obtener respuesta de mi parte, fue brusco y me desprendió de la sabana que me cubría, por inercia cubrí mi cuerpo o al menos todo lo que mis manos podían.

Recuerdo que de pequeño me obsesione tanto con cuentos mitológicos y esa palabra provenía de uno de ellos, no sé muy bien en donde pero no me era tan extraña la mención de un "OMEGA", lo raro era que me nombraban a mi como un omega, obligue a mi cerebro a recordar lo más que pudiera sobre esa definición mientras los dos hombres discutían cosas ajenas a mi.

—Para empezar quiero que me confirme si es un verdadero omega, si lo es, quiero saber el estado de su fertilidad...— 

BINGO

El libro que el abuelo tenia hablaba de este tipo de condición, personas físicamente iguales a nosotros pero con características que los hacían únicos, los Omegas si no mal recuerdo son: ya sean hombres o mujeres con la condición de dar vida en su vientre, de igual manera poseían una belleza inigualable, ellos ocupaban el último puesto en la pirámide de su sociedad ya que al ser débiles dependían de los alfas siendo esta la causa de su extinción.

—Usted, ¿Cuál es su nombre?— pregunte interrumpiendo la conversación.

—Oh, ¿No te lo había dicho?— fingió demencia, dejo su lugar y camino lentamente causando escalofríos en mi —Te lo diré una vez confirme tu origen— se acerco pero al notar sus intenciones aleje mi cuerpo rápidamente, cosa que lo enfado y levanto la mano decidido a golpearme.

LLUVIA PRIMERIZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora