lee hyunseo : besitos

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sin duda alguna la pequeña leeseo era una privilegiada, de hecho, nunca iba a dejar de serlo, menos cuando la mismísima líder de ive le tenía tanta debilidad. desde hace un tiempo ya había un cierto trato especial con la más pequeña, y había empezado de la forma menos pensada para ambas.

en un día cualquiera, leeseo estuvo muy curiosa preguntando sobre la cultura que tenías en tu ciudad natal.

entonces, ¿quieres decir que en tu familia se dan besos como saludo?— preguntó—.

reíste un poco al ver su carita, intentaba que no se note la clara sorpresa que tenía, pero era imposible, se delataba solita.

— algo así, pequeña, pero no como piensas, es un beso al aire.

— ¡oh!— dijo, su carita relajándose al igual que la extraña sensación que le había invadido el pecho. no estaba segura pero podía sentir una presión fea y una molestia en su corazón al imaginar a su unnie saludando a gente—, y en la mejilla, ¿verdad?

al verte asentir con la cabeza, un suspiro aliviado la traicionó malvadamente, delantandola.

— ¿qué pasa?— preguntaste divertida, esperando con anticipación a su respuesta—.

— ¡unnie!— hizo una breve pausa, pensando en lo que iba a decir a continuación—, nosotras... ¿podemos tener ese saludo?— dijo con voz bajita y extremadamente dulce—.

aquello por supuesto que te había tomado por sorpresa, un sonrojo comenzaba a aparecer en tus mejillas ante el nerviosismo que tal pregunta te había causado. ¿qué se suponía que ibas a decirle?

— ¿oh?, ¿quieres saludarme con un beso?— preguntaste haciendo el mejor esfuerzo de no tartamudear en el proceso—.

— ¡sip!, yo quiero ser la única que le de besos a unnie— habló muy convencida—.

— pero, pequeña— volviste a reír—, es imposible que seas la única, no puedo dejar de saludar así.

leeseo puchereó.

— unnie, no hablo de la mejilla...— buscó tu mirada y podías notar la pena en sus ojitos—. ahí— dijo tocando tu boca con su dedo índice—.

— ¿ese saludo quieres?— asintió despacito—, ¿por qué?

— ¡porque...!— empezó diciendo con entusiasmo—, unnie es muy especial para mí y yo quiero que nuestro saludo sea igual de especial.

y te miró, con una sonrisa brillante e inocente, como si no supiera lo que realmente significaban sus palabras.

— que yo sepa no es muy común saludarse así, leeseo— le explicabas con ternura—.

— ¡sí lo es!— decía tratando de convencerte— es común cuando es una situación especial.

— entonces, ¿ésta es una de ellas?— le preguntaste y asintió feliz—. está bien...

leeseo rió como si de su risita nacieran hadas, contenta de haberte convencido, sabía que, a la larga, iba a conseguir lo que tan profundo en su corazón deseaba con todas sus fuerzas.

y así fue como nació el pequeño "hábito". para leeseo era sumamente importante –y obligatorio– darle un besito en la boca a su unnie al irse, al llegar o al volver, no importaba si estaba despidiéndose para ir al colegio, si saludaba volviendo a casa después de una sesión de fotos o siquiera si era cuando volvía de comprar, lo cual hacía seguido, cualquier mínima oportunidad iba a ser aprovechada. a la pequeña le encantaba tener tus labios sobre los de ella, aún así sea por tan escaso tiempo, sin embargo... ya no le gustaba que sea tan limitado. no, leeseo quería tenerlos todo el tiempo, ser solo un saludo ya no era suficiente.

— unnie...— llamó, despacito—.

se encontraba sentada en su cama, jugando sobre algún nuevo juego que había instalado recientemente en su celular. estabas a su lado, previamente te había pedido si podías acompañarla, así que te miró, sintiéndose tímida.

— ¿sí?— le respondiste, sacando la vista de tu pantalla para darle atención—.

— quiero uno...— pidió mientras sus labios se abultaban en un puchero—.

— ¿un qué, pequeña?— preguntaste curiosa—.

beso.

a la pobre se le habían puesto rojas hasta las orejitas. y si te descuidabas, también podía pasarte.

— ¿mh?, ¿no eran solo de saludo?— sonreíste, jugando—.

— ah~— lloriqueó—. por favor, quiero más besos de unnie. ¿puedo?

— no lo sé, leeseo, solo las parejas hacen eso.

— yo quiero serlo— habló tan apresurada como pudo, ya que realmente no podía contenerlo más—. unnie me hace muy feliz y... solo se que que quiero ser feliz con ella.

te había dejado sin palabras.

— ¿estás diciendo que quieres ser mi novia...?— claro que sabías que sí, pero vaya que la chica que había robado tu corazón sin permiso te ponía nerviosa—.

— sí, por favor... yo– yo estoy creciendo y estoy muy segura de lo que estoy diciendo.

sonreíste orgullosa.

— mi pequeña... ¿como es que a unnie le gustas tanto?— acariciaste su mejilla con puro amor y viste como se le iluminaban los ojos—.

— e-entonces... también... ¿t-también–?

reíste y la interrumpiste.

— sí, también quiero que seas mi novia, leeseo.

se lanzó a tus brazos sin contener ni un segundo más la felicidad que le desbordaba del cuerpo. la persona que más admiraba también se había enamorado de ella.
al despegarse del abrazo, buscó tus labios con ansias y después de mirarte con los ojitos más llenos de estrellas que tenía, se atrevió a besarte. fue corto por estar tan lleno de emoción pero, se aseguraría de dejarte muchos más después.

sí, leeseo estaba feliz.

sí, leeseo estaba feliz

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