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Recuerdo que te dije que me soltarás, o que me sujetaras  muy fuerte, pero que me ayudarás a entender porqué.

No sé si me soltaste, tal vez si, tal vez solo estabas  distraído y aproveché tu desventaja para huir.

Espero que no me sigas esta vez que salí de casa de nuevo y ahora sí cerré la puerta.

Hoy no sé que estás haciendo, no se si ya comiste, no sé si has bebido, no sé nada de ti, y es curioso porque queríamos huir y dejar de saber de todos; huimos, o al menos yo, y ahora ya no sabemos nada uno del otro.

Ayúdame a entender (te) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora