- Demasiado alto.
- Demasiado musculoso.
- Demasiado hostil.
Xiao Zhan estaba harto de escuchar lo que la gente a su alrededor tenía para decir sobre el. Realmente le importaba muy poco... Pero cuando se trataba de los negocios de los laboratorios Jiang, era una historia completamente diferente.
El abuelo Jiang, había sido un omega que había sido abandonado por el que pensó que era su alfa destinado, el cual era miembro de una importante familia de Asia. Desde entonces, en medio de su desesperación por sobrevivir como un omega marcado en un mundo gobernado por alfas, se dedicó a lo que mejor sabia hacer...
Investigaciones científicas para lograr que los omegas dejarán de ser considerados una raza inferior, tuvieran igualdad de derechos y pudieran desarrollar su independencia de los alfas.
Xiao Zhan consideraba a su fallecido abuelo su mayor inspiración, el cual había terminado desarrollando una pequeña empresa que al día de hoy se había convertido en una inmensa compañía en el área de la ciencia, la cual tenía diferentes líneas de investigación que se habían forjado en los últimos 30 años como la procreación independiente de los alfas, la producción de feromonas de alfa sintéticas para que los omegas usarán en etapas de celo y la más importante de todas y la que hoy por hoy le generaba la mayor inversión para su desarrollo, era la cirugía de restauración de glándulas de omegas. Su abuelo Jiang había arruinado su vida con la marca de un alfa cretino impregnando su vida de dolor, con la necesidad no resuelta hasta que el abuelo perdió la cordura. Zhan lo recordaba muy bien.
Se lo debía al abuelo Jiang, quien había sufrido cruelmente y por ello se había encerrado en un laboratorio durante sus celos tratando de encontrar alguna especie de solución. La fotografía del abuelo colgaba en una de las paredes de ingreso a los laboratorios. Aunque Zhan escasamente se sentía desanimado, esto le recordaba porque estaba ahí.
El trabajo de Zhan era arduo. Pasaba días enteros en su laboratorio, a pesar de que ya no tenía que hacerlo. Habían otras personas que se podian ocupar de eso, mientras que el podia solo disfrutar de los beneficios de la corporación, pero con el ideal en su mente. No podía descansar.
Pensando en que el último experimento realizado con la metamicina para controlar el celo del omega, con muchos errores y efectos secundarios aún les daba una luz de esperanza en su ardua busquedad de Investigación científica.
De los 1000 omegas tratados con la metamicina, al menos 400 habían tenido efectos secundarios como celos más fuertes después de su tratamiento. Lo cual era aún inconveniente. Aunque habían descubierto que el estado de salud de varios de ellos había influido mucho... Un omega con una salud regular estaba representado en los otros seiscientos, pero necesitaba saber bajo que condiciones la metamicina se volvía tan problemática para los omegas y tratar de ofrecer una explicación y contraindicacion clara. Solo un estudio más acertado permitiría la aprobación del ministerio de Salud y del gobierno. Ese era su segundo mayor inconveniente.
Zhan había descubierto los beneficios de la metamicina después de un viaje en crucero, donde su hermano Jiyang un omega demasiado sensible había tomado la medicina para el mareo de forma irresponsable teniendo una sobredosis. Despues Jiyang un omega con un libido bastante alto, le habia comentado lo que habia sucedido casualmente. Zhan había tenido su objetivo en mente todo el tiempo en la cabeza... por lo que decidió estudiar las propiedades del medicamento con diferentes variables y EUREKA.
Aunque todavía el camino era largo. Sus esperanzas estaban encendidas.
A diferencia de Zhan, Jiyang era un omega de veinte años. Suave, dócil y manejable. Se sonrojaba con facilidad y sus labios rojos eran esponjosos lo que hacia salivar a los alfas con su sola presencia.
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YIZHAN Proyecto Omega
Science FictionUn omega "viejo" con una vida sentimental desastrosa. Un matrimonio arreglado con sus mayores detractores. Familia que no es familia. Un marido que odia los omegas. Un padre en estado vegetal. ¿Pueden las cosas ser peor?