31. Final

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— ¿Qué es el alboroto? — Wang estaba tomando un break en el laboratorio. Dylan estaba a su lado y estaba navegando en  redes sociales. — Además no se supone que entres a esos sitios desde aquí.

— Despreocupate Wang. Estoy usando una IP que me localiza en la India.

Wang arqueó una ceja. — ¿Estás usando miles de dolares que el ejército destina para nuestra empresa y nuestros sistemas de inteligencia para enterarte de chismes?

— No es un simple chisme. Es el matrimonio de uno de los omegas más hermosos del planeta. Su familia ha hecho de esto un gran acontecimiento. Han invitado las personalidades más importantes de todo el mundo y... ¿Wang? — Dylan vio que el alfa se había retraído.

— ¿Por un matrimonio?

— Wang, aunque no lo creas. Los omegas aman las bodas. Entre más  glamurosas mejor. Y sobretodo les encanta vestirse de blanco y tener todo este protocolo con promesas de amor. 

El alfa entrecerro los ojos y después sintió como si su pecho fuera presionado con un bloque de concreto. — ¿Tu... Crees... Xiao querría una boda así? Con todas esas cosas...

Dylan estaba un poco confundido. — ¿Vas a permitir que se case con alguien más?

La sola idea revolvió el estómago de Wang.

— Tienes que ser un imbecil. Solo contesta mi pregunta.

— La mayoría de los omegas sueñan con eso. Un vestido blanco. El altar. El día de su boda es como el más especial de sus vidas.

Yibo se sintió peor. ¿Cómo había sido su matrimonio con Xiao? La firma de un contrato para lo cual el ni siquiera había decidido reunirse con él o tan siquiera verl la cara. 

— Y no te olvides de la luna de miel.

— ¿Luna de miel?

— Si. Ya sabes ese viaje que se hace justo después de la boda, donde los esposos pasan mucho tiempo solos y tienen mucho sexo.

Sexo.

La nuez de adán de Wang subió y bajó.

Dylan envolvió sus labios para no reírse. La expresión de Wang era más complicada cada vez.

— ¿Sucede algo?

— Tengo un asunto que resolver.

Wang tiró lo quedaba de su snack en la basura y se puso de pie.

— Wang! No puedes ir a ningún lado ahora. Tenemos trabajo aquí.

— Para eso estás tu.  

Dylan maldijo. Hubiera deseado no abrir su bocota. Últimamente le tocaba tomar mayor responsabilidades sobre el laboratorio.

******

— ¿Donde está Xiao? —

Wang había buscado al omega en diferentes areas de la casa y se sintió un poco molesto al no encontrarlo. Aún más cuando envio un mensaje de texto que al parecer fue visto, pero no respondido.

Este omega suyo, era complicado de manejar. El alfa chasqueó su lengua. Pasaron dos horas en las que el alfa miró el celular molesto. No hubo ninguna notificación.

— Este omega. Ni siquiera puede decirme donde está. Al menos, podria haberme avisado que iba a salir, eso es lo que hacen los demás omegas.

Le pidió a Dylan que lo localizara.

— Primero, sabemos claramente que este omega tuyo es raro y segundo, creo que de hecho fuiste tu que  le dijo que ni siquiera te envié mensajes. 

— Vete a la mierda. Una cosa no tiene que ver con la otra.

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