Seis

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Los días siguieron pasando y de lo único que se hablaba era que dos de las familias más grandes se volverían una sola con un matrimonio.
Las hazañas fueron tal que los obsequios no tardaron en llegar; sin embargo, la mayoría iban dirigidos a Park Sujin.

La noticia de que se casaría con Subin no había salido a la luz, en el fondo agradecía que nada se haya concretado.
Subin observaba la cara de aquellos señores que eran parte de la moneda de dos caras de la vida y de la sociedad.

Por un lado todas esas familias eran empresarios y por el otro estaban ligados al más bajo y oscuro mundo habido y por haber.

–¡Pero si es el gran Park Doyun!

–Tu nombre está en boca de todos desde que se dió a conocer la noticia, felicidades a tu nieta.

Los grandes señores de las más grandes familias se acercaban a saludar y a desear lo mejor para ese futuro matrimonio. Por su parte, Subin miraba hacía otro lado cada que mencionaban el matrimonio, para todos era un hecho mas para ella era solo un suicidio.

Su abuelo la había golpeado hasta perder la razón, lo acepto sin quejas ni reclamos y es que, aunque reclamará se sabía que su castigo sería aún peor. A penas y pudo ponerse de pie en cuanto le dijeron que saldrían y que su presencia era requerida, a Subin siempre le pareció asombroso el hecho de que nunca le atinara un golpe a la cara, como si fuera premeditado para que nadie se enterará y así evitarse problemas con su padre.

Los murmullos se hicieron más intensos en cuanto la familia Lee hizo acto de presencia, el gran señor Lee Hyungsu junto a su más preciado nieto Lee Heeseung. Ambos caminaban como si fueran dueños del lugar y eso los hacia verse más imponentes y tenebrosos, se detuvieron frente a los Park y en ese preciso instante una sonrisa de gloria se plantó en los labios de Heeseung.

Subin quiso desaparecer.

–Joven Heeseung felicidades por su compromiso con la señorita Sujin, dicen que es muy linda –Heeseung alzó una de sus cejas con disgusto.

–¿Perdón? –miró al señor Park, luego a su abuelo y por último a Subin, quién tenía una mirada de "cambiarás de opinión,ahora".

–Creo que hubo un mal entendido, yo...

–Si nos disculpan mi futuro nieto y yo tenemos cosas que hablar –el señor Park tomó del brazo al menor de los Lee y lo saco de ahí–. ¿No lo has reconsiderado?

Subin no negaría que le dolía ver el favoritismo de su abuelo hacía su otro nieta y aunque se propusiera negarlo, no podía, eso venía doliendo desde hace mucho.
Heeseung quiso encontrar alguna pista en los ojos de la menor, pero nada, tampoco ninguna pista en la mirada de su abuelo.

"–¿Cree que van a aceptarlo? Lo aceptarían si fuera la mano de Sujin la que tomará, pero dijo mi nombre; por ende, le recomiendo que regrese ahí y diga que es a Park Sujin a quién tomara como esposa y no a mí."

Heeseung bufo con gracia al recordar las palabras de la castaña y fue ahí que eso tomo sentido.

Para él era lo de menos si ella se oponía, después de todo, sabría cómo solucionarlo; no obstante, si era el señor Park quién lo hacía, las cosas serían mucho más complicadas de lo que pensó.

–Lo siento, pero no tengo nada que reconsiderar. Quiero y deseo casarme con su nieta, Park Subin –le reiteró y el mayor apretó la mandíbula, Lee Hyungsu sonreía con orgullo al ver a su nieto.

"Salio igual a su padre."

–Entonces me temo que tendré que oponerme.

–¿Por qué? ¿Acaso la opinión de ella no cuenta? –había perdido la cabeza al hablarle de esa forma a un mayor y sobretodo al gran Park Doyun.

Orgullo, temor y amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora