Nueve

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Habían pasado varios días desde el incidente en el bar, y la falta de pistas estaba volviendo loca a Subin. Tenía que encontrar algo, lo que fuera, o estaría muerta en una semana.

Lo último que deseaba era poner un pie en la residencia de los Lee. Aunque su familia era amiga cercana de ellos desde hacía años, Subin prefería mantener la distancia, sobre todo ahora que estaba "comprometida" con Lee Heeseung. Apenas cruzó la puerta principal, uno de los sirvientes se sorprendió al verla y rápidamente avisó al Señor Lee de su presencia. Los empleados la observaban con curiosidad de pies a cabeza: llevaba ropa casual y su largo cabello castaño, que siempre recogía en una coleta, caía suelto hasta la cintura.

Heeseung bajó las escaleras y quedó absorto al verla. Su silueta le robó el aliento, y no pudo evitar sonreír ante la idea de que ella hubiera ido a verlo.

—¿No es hermosa? —escuchó a uno de sus guardaespaldas murmurar, notando cómo sus propias orejas se ponían rojas.

—Dicen que es la mejor en su trabajo —añadió otro.

Molesto, Heeseung se acercó por detrás de ellos.
—También escuché que está comprometida —murmuró con sarcasmo.

Los guardaespaldas palidecieron, se inclinaron apresuradamente y huyeron del lugar.

Mientras tanto, Gyuu, la mano derecha del abuelo de Heeseung, se acercó a ella con una reverencia, que Subin correspondió. Para sorpresa de Heeseung, Gyuu mostraba una cortesía inusual hacia alguien que no fuera parte de la familia. Intrigado, decidió seguirlos cuando vio que Gyuu la conducía hacia la oficina principal de su abuelo, un lugar al que incluso él rara vez tenía acceso.

Sin dudarlo, entró detrás de ellos, ignorando cualquier reprimenda futura. Lo que vio lo dejó sin palabras: su abuelo, Gyuu y Mikael estaban reunidos con Subin, y él ni siquiera estaba enterado.

—Si esa es tu decisión, lo entenderé... —comenzó el abuelo, pero fue interrumpido por Heeseung.

—¿De qué decisión hablan? —preguntó, mirando a todos con desconfianza.

—Le decía a la señorita Subin que si vino a cancelar el compromiso, lo entenderé —respondió el abuelo con indiferencia.

"¿Cancelar el compromiso? ¿Tanto me odia?" pensó Heeseung, sintiendo una punzada en el pecho.

Pero antes de que pudiera decir algo, Subin cruzó miradas con él y respondió:
—Lo siento, pero hablar del compromiso es lo menos importante en este momento.

—¿Lo menos importante? —susurró Heeseung, claramente irritado.

—Entonces, hija, ¿qué te trae por aquí? —preguntó el Señor Lee, ignorando la tensión en el aire.

"¿Hija?" pensó Heeseung, aún más desconcertado.

—Quizás se enteró de lo que ocurrió hace unos días en el bar que suelen frecuentar.

—¿Hablas de los hombres que intentaron secuestrar a la nieta del Señor Cha? —añadió Mikael, como si fuera algo cotidiano.

—Lo escuché —respondió el Señor Lee, dando un sorbo a su café—. Pero, ¿por qué vienes a mí por algo así?

Subin respiró hondo antes de hablar:
—Necesito su ayuda. Sé que usted tiene influencia en ese lugar, y me gustaría obtener las grabaciones de vigilancia de esa noche.

—¿Por qué no las pediste en el bar? Los muchachos podrían habértelas dado —respondió el mayor, arqueando una ceja.

Subin miró a Mikael en busca de apoyo.

Orgullo, temor y amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora