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Después de unos momentos de cercanía reconfortante, nos separamos suavemente. Per y yo nos levantamos del sillón, compartiendo sonrisas mientras nos dirigíamos hacia donde habíamos dejado nuestras ropas.

Nos vestimos con calma, disfrutando de la complicidad que se mantenía entre nosotros. Cada mirada y roce accidental alimentaba la conexión entre nosotros. Per, con juguetonas caricias en mis muslos, mantenía viva la chispa entre nosotros.

Finalmente, nos dirigimos hacia el coche, dispuestos a continuar nuestro camino hacia la casa de Tobias. El trayecto estuvo lleno de risas y comentarios juguetones, dejando atrás la intensidad íntima del momento compartido.

La conversación fluyó fácilmente, y las risas se mezclaban con la suave melodía de la música que sonaba en la radio del auto.

Per mientras conducía aprovechaba los semáforos y pequeños tramos del camino para dirigir su mano a mi muslo, acariciándolo y apretándolo.

Al llegar a la casa de Tobias, nos despedimos en la puerta con un beso discreto, conscientes de las posibles cámaras de seguridad. Con la promesa de encontrarnos nuevamente, Per se alejó, y yo entré a saludar a Tobias con una actitud natural, intentando disimular el hecho de que mis piernas aún temblaban ligeramente de la intensidad de las acciones anteriores en casa de Per.

Caminé hacia mi habitación con una mezcla de emociones, dejando que el recuerdo con Per resonara en cada paso. Cerré la puerta detrás de mí, saboreando la intimidad del momento mientras me sumergía en la memoria de los eventos recientes.

Cerré la puerta de mi habitación con suavidad, permitiendo que la penumbra envolviera el espacio. La luz tenue de la lámpara lateral añadía un toque de misterio, como si la habitación misma guardara secretos. Con cada paso hacia el baño, los recuerdos de los momentos compartidos con Per bailaban en mi mente, pintando sonrisas cálidas en mi rostro.

Encendí la luz del baño, y la suave iluminación creó un ambiente acogedor. La ducha parecía una invitación a dejarme llevar por la calidez del agua, pero antes de entrar, me detuve frente al espejo. Mis ojos reflejaban la chispa de emoción y conexión compartida, y una sonrisa jugueteaba en mis labios al recordar cada detalle.

Cada roce y beso resonaban en mi piel, convirtiendo el simple acto de desnudarme frente al espejo del baño en una suerte de danza melódica, donde cada prenda caída narraba una historia.

Entré en la ducha, dejando que el agua tibia abrazara mi cuerpo, como si fuera una extensión del afecto compartido. Cerré los ojos, reviviendo mentalmente cada caricia y palabra susurrada. Las gotas de agua se mezclaban con los suspiros de satisfacción, creando una sinfonía privada que resonaba con la magia del encuentro.

Mientras el agua caía sobre mí, permití que mis pensamientos se perdieran en los recuerdos, dejándome envolver por la sensación.

Podía jurar que entre el suave sonido de las gotas de la regadera chocando con el piso, podía oír aún sus jadeos, sus gemidos y el exquisito sonido de nuestras pieles chocando.

Mis ojos se cerraron permitiendo que los recuerdos se hicieran aún más presente y mi imaginación hiciera su trabajo reavivandolos. Reviviendo la intensidad del momento con Per, cada beso y caricia dejando una huella en mi memoria. El eco de su risa resonaba en mi mente, creando una banda sonora privada que acompañaba el susurro del agua.

𝙰𝚜𝚖𝚘𝚍𝚎𝚘; 𝚂𝚘𝚍𝚘 𝚐𝚑𝚘𝚞𝚕 (𝙿𝚎𝚛) 𝚇 𝚏𝚎𝚖𝚊𝚕𝚎 𝚛𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora