꒰ Quinceavo día ꒱

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─ ¿Jungwon? ─ el alfa vió a su omega en el marco de la puerta, mientras sostenía de la mano a un Sunoo de 6 años.

─ Hola Jay, queríamos vistarte. ─ se acercó un poco y el pequeño Sun le sonrió.

─ Hola papi. ─ dejó a un lado su juguete y le abrazó, Jay estiró sus brazos y lo recibió.

─ Hola campeón. ─ revolvió suavemente el cabello castaño de su hijo. ─ ¿Cómo se encuentran? ¿Todo bien?

─ ¡Sí! ─ habló el más pequeño. ─ Pero me hiceron una prueba fea donde me sacaron sangre y-y ¡Me dolió!, mi bracito duele. ─ chilló adolorido.

─ ¿Una prueba? ─ su ceño se frunció y miró a Jungwon. El omega asintió.

─ La prueba de ya sabes, Sun bebé, ¿Sí puedes ir un momento con Heeseung hyung? esta haya afuera, a lo mejor y te encuentres con Hoonle. ─ el niño sonrió y asintió efusivamente.

─ ¡Sí, sí! ─ se retiró saltando, no sin antes agarrar su nuevo dinosaurio para presumirle a su primo de 12 años.

Ya que el niño desapareció, Jay volvió a preguntar.

─ ¿Y qué, es alfita? ─ su corazón palpito con emoción, esperando la respuesta de su esposo.

Sabía que no era un resultado seguro pero esto era obligatorio en Corea, ya que había lugares especiales, o mejor dicho, escuelas para omegas y alfas. No estaban separados, si no, comúnmente los edificios sí lo estaban, pero la escuela era la misma, hacían esto para evitar un 'accidente' entre ambos o peleas.

El ahora castaño sonrió debilmente y se sentó en el regazo de su marido. ─ Jongseong, prometeme que sea lo que sea la respuesta... lo seguirás amando tal y como es. Lo seguirás tratando de la misma manera, él tiene muchos sueños, así que solo prometeme eso... ─ dijo dulcemente mientras recargaba su cabeza en el pecho del alfa y hacía circulos con sus dedos.

Jay no dudó ni lo pensó, amaba a su pequeño y fuera la que fuera la respuesta, lo iba a amar.

─ Lo prometo, amo demasiado a nuestro solecito... Jungwonie~

─ B-Bueno... la verdad yo tampoco se todavía lo que Sunie es, ¿Abrimos el sobre los dos? ─ sacó un pequeño sobre de su bolsillo izquierdo, el cual tenía el nombre de su pequeño y el de una de las clinicas más confiables en Corea, daban resultados con una probabilidad de 92% y solo habían tenido 5 fallos.

Suspiró y rompió un parte del sobre.

─ Sunoo es...

꒰   ♡︎   ꒱

Sunghoon estaba sentado en la sala principal de la empresa donde los idols normalmente se reunían para hacer sus lives grupales, etc. Veía su celular con el ceño fruncido, ya es que al parecer el pequeño alfa había recibido la noticia de una materia reprobada. Soltó su celular enojado y gruño.

Sunghoon era un adolescente de 12 años ahora, una complexión delgada, ojos negros y cabello negro. Su cabello caía por su frente por haber corrido hace unos minutos desde su escuela hasta el lugar, su ceño estaba levemente fruncido y en ese momento no quería hablar con nadie, estaba muy enojado.

Soltó un suspiro agotado y se movio para acostarse en el sillón de cuero azul. Su cabeza la apoyó en el respaldo de este y sus pies los dejo caer en el otro, solo quería dormir...¿Dormir? ¿Qué era ese olor tan dulce?

Abrió exageradamente sus ojos mientras daba un leve brinco. ─ ¿Desde cuando estas aquí? ─ preguntó exaltado viendo una pequeña figura a su lado, de la cual no dudo quien era al sentir el olor tan dulce que desprendía.

─ Desde que empezó a gritar "Maldita materia, maldito profesor" ¡Hoonie hyung! ¡Uhh! dijo malas palabras. ─ dijo el castañito muy sorprendido.

─ ¡C-Cállate m-mocoso! ─ le tapó la boca. ─ Tú no puedes decir eso, ni tampoco le puedes decir a papá Heeseung ¡Mucho menos a mami Jake! ─ lo último lo hizo sentir un pequeño temblor. Si el mocoso se atrevía a decirle a su madre, estaba muerto.

─ No dire nada. ─ sonrió.

─ ¿No? ¿Nada de nada? ─ preguntó un poco confundido, sin embargo no sabía lo que escondía la pequeña mente maestra frente a él.

─ No... no dire nada si juega conmigo Hoonie~

Y el alfa gruño un poco enojado y enfadado, al final no sirvió de nada, el pequeño solo hablaba de su colección de dinosaurios y sus carritos. Sunghoon tuvo que evitar también las miradas de burla de algunos trabajadores y
otras de ternura.

─ Diablos Sunoo, ¿Podemos terminar?

─ ¡Oh! ─ tapó su boquita. ─ Dijo otra grosería.

Y Sunghoon esta vez gritó de frustración.

Papá Park  ୨୧  jaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora