🐺 El Lobo Solitario y La Niña de Casa 👩

Capitulo 16: Ya Es Tarde.

Después de aquel reencuentro de aquella pareja virtual, Loli se despidió de sus amigos y se marchó.

Quedaban solo Javier y Rus en aquella sala pública del juego. El ambiente se volvió tenso y silencioso, mientras ambos se miraban sin saber qué decir.

Rus estaba nerviosa, y sentía que debía darle una explicación a Javier.

Javier estaba asombrado, y se preguntaba qué quería Rus de él.

Rus decidió romper el hielo e iniciar la conversación con Javier. Con una voz temblorosa, le dijo:

"Fue mi familia. Ellos hicieron que me alejara de ti".

Javier se quedó perplejo al escuchar esas palabras.

No entendía qué quería decir Rus con eso. ¿Qué tenía que ver su familia con su relación virtual? ¿Qué había pasado entre ellos?

Javier le respondió, con un tono de incredulidad: "¿Qué? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué tiene que ver tu familia con lo nuestro?"

Rus bajó la mirada, avergonzada. Sabía que le debía una explicación a Javier, pero no sabía cómo empezar.

Le costaba recordar lo que había ocurrido, y lo que había sentido.

Rus le contó, con dificultad, que su familia era muy estricta y conservadora, y que no aprobaba su afición por los juegos online.

Le contó que su madre había descubierto que jugaba a Hubbo, y que se había enfadado mucho.

Que había revisado su historial de conversaciones, y que había visto sus mensajes con Javier.

Su madre había pensado que Javier era un desconocido peligroso, que quería aprovecharse de ella.

Y también le había prohibido jugar a Hubbo, y que le había quitado el ordenador.

Rus recordó, con dolor, el día en que su madre le había arrebatado el ordenador, y le había gritado que dejara de perder el tiempo con ese juego.

Recordó, con angustia, cómo había intentado explicarle que Javier era su amigo, y que no le hacía ningún daño.

Recordó, con impotencia, cómo su madre le había ignorado, y le había dicho que no quería volver a verla conectada a ese juego.

Rus terminó su relato, con lágrimas en los ojos, y le dijo a Javier:

"Lo siento, Javier. Lo siento mucho. No quería alejarme de ti, pero no tuve otra opción. Mi madre me obligó a hacerlo.

No pude despedirme de ti, ni explicarte lo que pasaba. Solo pude enviarte ese último mensaje, diciéndote que todo estaba bien. Pero no lo estaba. Nada estaba bien".

Javier escuchó atentamente el relato de Rus, sin poder creer lo que oía. Se sintió confundido, molesto y compasivo al mismo tiempo.

Por un lado, entendía que Rus había sufrido mucho, y que no había podido hacer nada para evitarlo.

Por otro lado, le dolía que Rus no le hubiera contado la verdad, y que lo hubiera dejado sin ninguna explicación.

Javier le respondió, con un tono de reproche:

"Entiendo, Rus. Entiendo que tuvieras problemas con tu familia, y que no pudieras seguir jugando.

Pero hubiera sido mejor si desde un principio me hubieras dicho lo que sucedía, en vez de 'todo está bien'. Me hiciste creer que no te importaba, que no sentías nada por mí.

Javier la miró a los ojos de su avatar, con una mezcla de resentimiento.

Recordó, con amargura, el día en que Rus le había enviado ese último mensaje, diciéndole que todo estaba bien.

Recordó, con frustración, cómo había intentado contactar con ella, sin obtener ninguna respuesta. Recordó, con tristeza, cómo había esperado su regreso, sin perder la esperanza.

Así, Javier y Rus se confesaron sus verdades, y se enfrentaron a sus recuerdos. Rus con sentimientos encontrados, y con heridas abiertas, con ganas de reconciliarse, pero sin saber cómo. Ambos con miedo de perder, pero sin saber qué.