Capitulo 22: Del Trabajo al Hospital y del Hospital a La...

14 6 0
                                    

- ¿Quién eres? ¿Qué me ha pasado? - dijo Javier, con confusión.

La voz era la de un médico, que lo había atendido. Le explicó que había sido víctima de una agresión, y que lo habían encontrado tirado en el suelo.

Le dijo que tenía varias fracturas, contusiones, y heridas. Le dijo que había estado inconsciente, y que había tenido suerte de sobrevivir.

- ¿Quién te ha hecho esto, Javier? ¿Tienes algún enemigo, o algún problema? - dijo el médico, con curiosidad.

- No, no tengo nada. No sé quién me ha hecho esto. No recuerdo nada. - dijo Javier, con evasión.

Javier mintió al médico, y se ocultó la verdad. Sabía quién le había hecho eso, y por qué. Sabía que tenía un enemigo, y un problema. Sabía que tenía una deuda, y un riesgo. Sabía que tenía un secreto, y un miedo.

- Javier, no me mientas. Sé que tienes algo que ver con los cobradores. Ellos fueron los que te atacaron, y los que te dejaron este mensaje. - dijo el médico, con severidad.

El médico le mostró a Javier una nota, que había encontrado en su bolsillo.

Era una nota escrita con letras rojas, que decía:

"Esto es lo que pasa cuando no pagas, Javier. Te hemos dado una lección, pero no la última. Te daremos una oportunidad más, pero será la última. Tienes una semana para pagarnos, o te mataremos.

"Los cobradores".

Javier se quedó helado al ver la nota, y sintió un escalofrío.

Era la nota que le habían dejado los cobradores, y que le recordaba su amenaza. Era la nota que le había hecho daño. Era la nota que le había arruinado la vida, y que le quitaba la esperanza.

Se dio cuenta de que los cobradores querían matarlo, y que no se detendrían.

- Javier, tienes que denunciar a los cobradores. Tienes que ir a la policía, y contarles lo que te han hecho. Tienes que protegerte, y buscar ayuda. Tienes que salir de este lío, y cambiar tu vida. - dijo el médico, con consejo.

Javier negó con la cabeza, y se negó a escuchar. No quería denunciar a los cobradores, ni ir a la policía. No quería protegerse, ni buscar ayuda. No quería salir de este lío, ni cambiar su vida.

Javier pensó en Rossi, y en lo que haría por ella. Pensó en su voz, su sonrisa, su mirada. Pensó en sus palabras, sus besos. Pensó en su amor, su confianza, su fidelidad.

Había vivido lo que nunca había esperado, y lo que nunca quería perder.

- Javier, no seas tonto. No puedes seguir así. No puedes vivir en el juego, y olvidarte de la realidad. No puedes engañar a Rossi, y ocultarle tu vida. No puedes arriesgar tu vida, y perder tu amor. - dijo el médico, con razón.

Javier se quedó callado, sin saber qué decir. Sabía que el médico tenía razón, y que no podía seguir así.

Sabía que tenía que vivir en la realidad, y enfrentarse a sus problemas.

Sabía que tenía que ser sincero con Rossi, y contarle su verdad.

Sabía que tenía que salvar su vida, y conservar su amor.

Javier se armó de valor, y se decidió a actuar.

Cogió el teléfono del doctor, y llamó a Rossi.

Javier le dijo a Rossi, con amor, y con miedo:

- Rossi, Rossi, ¿me oyes? - dijo Javier, con amor, y con miedo.

- Sí, Javier, te oigo. ¿Qué pasa? ¿Estás bien? - dijo Rossi, con preocupación, y con ilusión.

- No, Rossi, no estoy bien. Estoy en el hospital, y estoy herido. Me han pegado, y me han robado. Me han amenazado, y me han dado un ultimátum. - dijo Javier, con dolor, y con angustia.

- ¿Qué? ¿Qué dices, Javier? ¿Quién te ha hecho eso? ¿Por qué? - dijo Rossi, con sorpresa, y con miedo.

- Te lo tengo que contar, Rossi. Te lo tengo que contar todo. Te he mentido, y te he ocultado la verdad. Tengo una deuda, y tengo un problema. Tengo un secreto, y tengo un riesgo. - dijo Javier, con culpa, y con arrepentimiento.

- No entiendo, Javier. No entiendo nada. ¿De qué deuda me hablas? ¿Qué problema tienes? ¿Qué secreto guardas? ¿Qué riesgo corres? - dijo Rossi, con confusión, y con duda.

- Te lo explicaré, Rossi. Te lo explicaré todo. Pero antes, quiero que sepas que no quiero perderte. Quiero que sepas que eres lo único bueno que me ha pasado, y lo único que me hace feliz. - dijo Javier, con amor, y con esperanza.

- Necesito que me digas la verdad, y que me digas qué te pasa. Necesito que confíes en mí, y que me cuentes tu vida. Que seas sincero conmigo, y que me muestres tu cara. - dijo Rossi, con amor, y con exigencia.

- Está bien, Rossi. Está bien. Te diré la verdad, y te diré qué me pasa. Te diré mi nombre, mi edad, mi trabajo, mi problema, mi deuda. Te diré mi secreto, mi miedo, mi riesgo. Te diré todo, Rossi. Te diré todo. - dijo Javier, con valor, y con decisión.

- Dime, Javier. Quiero saberlo todo. Quiero conocer todo.. - dijo Rossi, con ansiedad, y con curiosidad.

Así, Javier le contó a Rossi todo lo que le había ocultado, y todo lo que le había pasado. Le contó su verdadera edad. Le contó su trabajo de mecánico, su problema con las drogas, su deuda con los cobradores. Le contó su secreto de apostador, su riesgo de perderla.

Javier le mostró a Rossi su cara, y su cuerpo.

Le mostró sus heridas, sus cicatrices, sus tatuajes. Le mostró su dolor, su vergüenza, su arrepentimiento. Le mostró su realidad, su verdad, su ser.

Rossi le escuchó a Javier con atención, y con emoción. Se sorprendió, se asustó, se entristeció. Se enfadó, se compadecio.

Rossi le vio a Javier con amor, y con comprensión. Le vio sus ojos, su boca, su nariz. Le vio su sonrisa, su mirada, su expresión. Le vio su alma, su corazón

Y de pronto.. se escucha una voz...

LO ESTAMOS PERDIENDO!!

HAY QUE REANIMARLO!!!.

🐺 El Lobo Solitario y La Niña de Casa 👩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora