❝ ㅤㅤ𝒖𝒏𝒐:‎‎‎ 𝐦𝐞𝐞𝐭𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐢𝐧 𝐩𝐚𝐫𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐥𝐨𝐭𝐬.

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Las luces de la ciudad parpadeaban a su alrededor mientras el auto avanzaba, fiel recordatorio de que la noche era su amiga y era manta que ocultaba los secretos que se desenvolvían en las calles de Mónaco.

Tomó el mismo camino de siempre, el menos transitado, alejándose de las rutas convencionales, mientras la duda le invadía por dentro. Sergio se decía a sí mismo que podía detenerse en cualquier momento, que era capaz de poner punto final a lo que había iniciado en aquella habitación de un hotel de México en el 2021; aquella habitación que había sido testigo de las primeras promesas y secretos compartidos entre Max y él.

No tardó mucho en llegar a su destino, se había aprendido la ruta a la perfección que estaba seguro de que podría llegar con los ojos cerrados. Aparcó el auto algunas cuadras antes del estacionamiento desierto que había sido testigo de varios momentos, no podía arriesgarse a que alguien reconociera su auto y es por eso mismo, que prefería continuar con la misma rutina de siempre: estacionarse frente a un viejo local abandonado y adentrarse en la oscuridad de las calles hasta llegar a su punto de encuentro.

Con la capucha sobre la cabeza y la mirada en el suelo, se deslizó entre las sombras, los latidos de su corazón resonando en sus oídos, mientras él, con la certeza de la clandestinidad se aventuraba en la oscuridad, avanzando algunas cuadras hasta que llegó al estacionamiento vacío; donde cómo todos los viernes por la noche, se encontraba estacionado aquel mercedes negro con vidrios polarizados, solo que a diferencia de cualquier otro viernes, el cuerpo del neerlandés se encontraba apoyado contra el auto, le estaba esperando.

Mientras se adentraba en el estacionamiento vacío, la melancolía de las decisiones tomadas pesaba en su pecho ¿en algún punto su relación con Max cambiaría? ¿en algún momento iban a poder gritar a los cuatro vientos que estaban juntos?

Una sonrisa cargada de picardía no tardó en bosquejarse en los labios de Max, su Sergio había llegado. Sus orbes azules brillaban con emoción, cargadas de anhelo y deseo reprimido. Maldita sea, había sido la semana más larga de su vida sin ver a Checo.


— Pensé que no vendrías — La voz de Max era un susurro, uno que ocasionaba que el corazón del mexicano latiera con desespero.

— Pensé en no venir, Max. Pero sabes que soy incapaz de pasar mucho tiempo sin verte — Checo, con la capucha todavía sobre la cabeza, se acercó lentamente, sus pasos resonando en el asfalto vacío.


El aire estaba cargado de anticipación cuando finalmente se encontraron, y el mundo a su alrededor parecía desvanecerse en la penumbra del estacionamiento. Max levantó la mano, suavemente retirando la capucha que ocultaba el rostro de su amado.


— Perdón por haber cancelado nuestros últimos dos encuentros, sabes que Kelly aprovecha las vacaciones de invierno para organizar las estúpidas vacaciones en compañía de su familia. — Las palabras abandonaron los labios del menor en tono de burla, mientras miraba a Sergio con una mezcla de complicidad y pasión contenida, le había extrañado más de lo que quisiera admitir.


Checo podía sentir la electricidad en el aire mientras sus ojos se encontraban, compartiendo secretos que no se atrevían a pronunciar en voz alta.

La cercanía entre ellos era como un imán, atrayéndolos irremediablemente el uno al otro. Las luces titilaban, creando destellos que reflejaban el brillo de la complicidad compartida.

Max inclinó la cabeza, sus labios acercándose lentamente a los de Sergio. El susurro de un viento suave se mezclaba con la proximidad de sus cuerpos, creando una atmósfera íntima que encapsulaba el momento.

El beso fue un encuentro de pasiones contenidas, una explosión de emociones que habían estado anhelando. Fue como un caleidoscopio de sensaciones, una fusión de labios que llevaban consigo el peso de un deseo que había estado ardiendo en lo más profundo de sus corazones.

El estacionamiento, antes un paisaje silencioso, se llenó de la sinfonía de sus besos. Los susurros compartidos, los latidos acelerados y la promesa de un amor prohibido se entrelazaron en cada movimiento.

El sonido distante de un motor resonó en la oscuridad, recordándoles la fugacidad de su encuentro. Max y Checo se separaron, pero la conexión entre ellos persistió en el aire, un eco de su amor clandestino.

Se miraron intensamente, sus ojos hablando un lenguaje que solo ellos entendían. Sabían que debían regresar a la realidad, a las vidas que se entrelazaban con mentiras y secretos, pero en ese instante efímero, en el estacionamiento envuelto en sombras, Max y Checo compartieron un beso que selló su complicidad y dejó marcada la esencia de su amorío ilícito en el suave eco de la noche.


— Checo, asegúrate de que nadie te reconozca cuando regreses al auto — Le recordó Max.


Si bien se encontraban en una parte alejada de Mónaco, Sergio asintió en silencio, entendiendo la necesidad de mantener su relación en las sombras. No podían arriesgarse a ser descubiertos por alguna persona que llegase a vender el chisme a la prensa. Max no podía arriesgarse a ensuciar su imagen de chico dorado de Redbull y él no podía permitirse verse involucrado en un nuevo drama, suficiente tenía con lidiar con la prensa recordándole que jamás dejaría de ser el mexicano segundón de la escudería.


— Dile a Jo que fuiste a correr, que estás iniciando una nueva rutina antes del inicio de la temporada— Sugirió Max. —Volverás con las mejillas sonrojadas, como si el aire frío fuera la razón de tu brillo—

— Siempre piensas en todo ¿no? — El mexicano sonrió con complicidad, sabiendo que la mentira sería su aliada, creando una cortina de humo detrás de la cual su relación con Max florecía.


Sin decir nada más, subió la capucha de su abrigo cubriendo su cabello y rostro, alejándose a paso rápido de aquél estacionamiento.

Lo que había comenzado en habitaciones de hotel impregnadas de pasión y promesas, ahora se desenredaba en reuniones clandestinas en estacionamientos abandonados. Cada encuentro secreto alimentaba la llama, pero también aumentaba el riesgo de ser descubiertos. Los besos robados y las caricias ocultas se volvían más intensos, creando una conexión que para el mexicano era cada vez más difícil ignorar. 



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¡hola! liss de este lado. honestamente estoy nerviosa, pero muy emocionada por publicar esto. desde hace meses tenía la espinita de escribir alguna historia basada en chestappen y bueno, heme aquí con ''illicit affairs''  una historia corta pero que definitivamente significa mucho para mí. 

honestamente, es la primera vez que escribo sobre max y checo, así que tengan piedad de mí. 

espero que el primer capítulo llame su atención, espero sus comentarios y críticas constructivas. 



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𝐈𝐋𝐋𝐈𝐂𝐈𝐓 𝐀𝐅𝐅𝐀𝐈𝐑𝐒 | Chestappen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora