01. I'VE BEEN EXPECTING YOU

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01. I'VE BEEN EXPECTING YOU
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𝑻𝑬𝑨𝑪𝑯𝑬𝑹'𝑺 𝑷𝑬𝑻  ;  PEDRO PASCAL

EL CÁLIDO VERANO, con días completamente soleados comenzaba a llegar a su fin, y con ello, el inicio del segundo año universitario.
La pesadilla de todo mundo, en especial, al encontrarse a la mitad, rumbo a la vida laboral.
Los días parecían pasar con lentitud mientras la noche se acababa en un abrir y cerrar de ojos.

La ansiedad, estrés, e insomnio, cada cúmulo de situaciones propensas a la educación, comenzaba a sentirse en el ambiente, y aquello, nunca sería la excepción.

❝ ¿Emocionada? ❞

Un mensaje de texto acaparó su pantalla móvil, la chica se dejó caer en aquella cómoda cama antes de comenzar a escribir.

❝ No demasiado ❞

Pero aquello era mentira, aquel verano había sido el inicio de lo que consideraba su vida adulta oficialmente.
Encontrarse demasiado absorta en las notas altas, excelentes promedios y ser considerablemente destacable, consumía cada partícula de su ser. Por lo que, aquel verano había sido aquel escape que necesitaba y había probado las mieles de la vida.

❝ ¿Has visto quién dará la clase teatral? Es guapísimo. Por él entraría a cada una de sus clases, sin haberme matriculado. ❞

La chica rió al considerar la efusiva descripción hacia su futuro profesor, por lo que simplemente envió un emote avergonzado antes de dejar a un lado su móvil.

❝ Comprúebalo por ti misma, ¡Dios!. José Pedro Balmaceda. ❞

Ante la curiosidad, no tuvo más opción que investigar sobre el presunto profesor que alborotaba las hormonas de su compañera.
Esta leía con detenimiento, era una enorme ventaja que la propia página de la universidad tuviera un apartado con cada nombre de los profesores.
En letras grandes y negras destacaba el "Profesor de teatro", aquel nombre yacía debajo del título pero el campo de fotografía se encontraba vacío.

— Con una amplia trayectoria, lograré que esta materia sea una gran experiencia para mis alumnos... — murmuró para sí misma antes de morderse ligeramente el labio inferior.

¿Quién sería demasiado vanidoso como para enaltecerse así mismo?.

Sus labios se separaron ligeramente al notar la extensa experiencia que tenía sobre la materia, haciéndole pensar que aquel maestro sería o una de las mejores clases o su dolor de cabeza.
Para tal punto, incluso consideraba que este simplemente era un hombre de sesenta o setenta años, demasiado viejo para tanta trayectoria.

Con pesar, dejó en la mesa de noche su móvil mientras su mente parecía divagar entre el tema escolar y aquello era su principal problema, no encontrar alivio y solo sentirse refugiada ante el estrés desbordando los límites de la cordura.

Tal vez fue aquello que profundo un ligero sueño y no el medicamento que había comenzado a consumir por recomendación médica,  por lo que, sin más, cerró los ojos intentando no centrarse en el futuro.

Habían pasado alrededor de veinte minutos antes de escuchar su móvil sonar con insistencia, una llamada entrante de un número desconocido iluminaba su pantalla.
Maldecía para sí misma por aún mantenerlo en sonido, a pesar de la hora, por lo que, simplemente silenció y arrojó a un lado de la cama.
Sin embargo, su mirada se centró en aquel aparato brillante y con cautela, tomó el móvil entre sus manos antes de murmurar un " mierda ".

La página de la universidad se había actualizado y presentaba a su mejor y más honorable maestro.
Aquel hombre era incluso más hermoso del que alguna vez había conocido.
Tal vez era su perfil perfectamente detallado o aquella amplia sonrisa pero sin duda, aquel hombre tenía algo que resultaba demasiado atractivo.

A pesar de no querer centrarse en ello, era como si toda su atención se recargara en aquel par de ojos pero sobretodo labios, y no hablar de aquella curvatura en su nariz.
Esta simplemente negó con la cabeza antes de enfocar su atención en algún rincón de su habitación.
Podía sentir el enrojecimiento en sus mejillas, aquella había sido la primera vez en la que reaccionaba de tal manera, en especial de un hombre mayor que ella pero sobre todo, un profesor, por lo que, simplemente dejó a un lado su móvil, sintiendo sus latidos golpear con intensidad.

Sin embargo, se conocía demasiado bien, y una vez algo haya acaparado su atención, sería demasiado tarde dar un paso atrás.

Esta suspiró derrotada antes de tomar su laptop y sentir el impacto de la luz ante su habitación oscura, comenzando a teclear como si su vida dependiera de ello.
Aunque sabía que aquello iba en contra de sus principios, su impulso parecía solo saciarse si cometía tal acto, por lo que sonrió ante la información que la web le arrojaba mientras una sonrisa aparecía en su rostro.
Sabía que tenía grandes problemas al encontrar las redes sociales de aquel profesor que, solo conocía por una imagen.

La ansiedad comenzaba a instalarse en su cuerpo, como si estuviera haciendo algo prohibido pero no era idiota, sabía que aquello era irrespetuoso e inmoral pero de alguna forma, aquella sensación le agradaba.
Su corazón no pudo evitar ablandarse, en especial al mirar fotografías de este acompañado de quienes suponía eran su familia. Sin embargo, su necesidad de saciar aquella adrenalina no le permitió considerar las represalias, y, antes de que se diera cuenta, un me gusta se había colocado en una fotografía vieja.

El pavor se colaba por su cuerpo, por lo que simplemente pudo eliminarlo y cerrar con violencia la laptop.
Esta se encontraba agitada y maldecía para sí misma por aquella " estupidez ".
Sin embargo, no podía negar que en el fondo, le carcomía la espera de saber si aquella notificación llegaría directamente en el dispositivo de su profesor.

Contuvo la respiración para tranquilizarse o al menos intentaba aquello.
Aquel debate interno comenzaba a producirle jaqueca, la forma en la que su mente debatía si aquello fue correcto o si fue algo demasiado estúpido como para sí quiera pensarlo.

Preguntándose ¿hasta dónde sería su límite para tal imprudencia?.

Esta, con cautela tomó su móvil y desbloqueó con la finalidad de contar su travesura a su compañera, sin embargo, su atención nuevamente se centró en aquella fotografía mientras una leve sonrisa aparecía en su rostro.

— José Pedro Balmaceda Pascal... — murmuró para sí misma.

𝑻𝑬𝑨𝑪𝑯𝑬𝑹'𝑺 𝑷𝑬𝑻  ;  PEDRO PASCALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora