𝑻𝑬𝑨𝑪𝑯𝑬𝑹'𝑺 𝑷𝑬𝑻 ; PEDRO PASCAL

02. AGE IS A NUMBER

02. AGE IS A NUMBER
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𝑻𝑬𝑨𝑪𝑯𝑬𝑹'𝑺 𝑷𝑬𝑻  ;  PEDRO PASCAL

POR ALGUNA RAZÓN, aquella corriente eléctrica corría por su cuerpo, y, aunque quisiera negarlo, sabía que era simplemente por conocerlo.
Esta miraba desde su asiento y se sintió extraña de no ser la única que parecía ansiosa por conocer al profesor Balmaceda.

Miraba a cada chica en la habitación, demasiado lindas, cada una con su respectivo atractivo y, mientras su mente se debatía, comenzó a pensar qué podía hacerle destacar entre todas.

— Buenos días, jóvenes — irrumpió una voz, que sin duda podía hacer temblar a cualquiera, sus ojos viajaron hacia el pie de la puerta, solo para percatarse de un par de zapatos negros y unos pantalones en conjunto.

Tragó en seco, mientras su vista continuaba subiendo, no pudo evitar suspirar al mirar cada facción de su rostro, incluso, era aún más guapo en persona. Pequeñas arrugas adornaban su rostro y ligeras tonalidades grisáceas su cabello, pensando que, aquello era lo que le hacía lucir atractivo.
Con rapidez relamió sus labios para intentar enfocar su atención en la clase pero, en lo único que podía prestar atención era en sus labios levemente regordetes y rosados.

— ¿Bien, quién sigue? — preguntó animado, todos parecían atentos a su indicación, pues tan solo llevaba diez minutos de clase y ni siquiera parecieron percatarse del tiempo. Pero, la chica se encontraba demasiado absorta como para prestar atención, o al menos intentaban evitar mirarlo porque sabía que no podía dejar de hacerlo — Entonces, tengo a esta alumna, cabello castaño claro, podría decirse metro sesenta y cinco, muy dispersa entre sus pensamientos, por lo que intento averiguar que le  mantiene tan distraída, ¿o es a caso que querrá un reporte? — todos comenzaron a reír por lo que esta se vio obligada a mirarlo. ¿Su sorpresa? Este la miraba ya desde minutos antes  — ¿Apellido? — preguntó con una sonrisa mientras miraba al resto.

— Chevalier... — murmuró con nerviosismo, el profesor frunció levemente el ceño, sabiendo que aquel apellido no era tan conocido.

— Señorita Chevalier... — repitió con elegancia, incluso aquel simple acto produjo una extraña sensación en la chica, pues, nunca nadie lo había pronunciado con tanta emoción — espero que mi clase no le parezca aburrida.

Simplemente negó, sintiendo vergüenza al estar enfrente de la clase.
El profesor Balmaceda volvió a mirarla por última vez antes de continuar con su dinámica.

— Entonces, ¿alguien sabe cuáles son las tres decisiones del texto teatral? — para tal punto, las preguntas comenzaban a adentrarse a la materia, por lo que, las participaciones parecían moderarse — adelante... — alentó a una alumna rubia, la chica simplemente se limitó a mirarla y luego centró su vista en el profesor.

— ¡Escenas! — mencionó entusiasta, a lo cual la castaña rodó los ojos. A kilómetros de distancia podía oler la desesperación por la atención del profesor.

— Señorita, Chevalier — la voz del profesor era como música para sus oídos — ¿podría complementar la respuesta de su compañera?.

Y, aquella, había sido la primera vez en la que no tenía una respuesta concreta para dar.

— Empieza con A... — mencionó el profesor con una sonrisa. Sin embargo, no obtuvo alguna respuesta, como si la mente de la chica se quedara en blanco
— ¿Alguien podría ayudar a la señorita Chevalier? — ante aquello, solo deseaba que la tierra la tragase.