08. YOU'LL BE THE DEATH OF ME

373 52 13
                                    

08. YOU'LL BE THE DEATH OF ME
▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬
𝑻𝑬𝑨𝑪𝑯𝑬𝑹'𝑺 𝑷𝑬𝑻  ;  PEDRO PASCAL

PODRÍA FINGIR QUE TODO ESTAR BIEN
pero sus latidos golpeaban a mil por hora, relamiendo sus labios mientras golpeaba su bolígrafo contra el escritorio.
Aquel presentimiento y temor, comenzaban a hacer estragos en su memoria, la cabeza parecía estallarle sin alguna forma de alivio.
El profesor Balmaceda lanzó un par de hojas , dejándose vencer por el remordimiento.
Sin más remedio, caminó hacia su habitación, corroborando haber apagado todo en el interior de su hogar antes de desplomarse en su cómoda cama.

Tan pronto su cuerpo tocó el colchón, el poco sueño que mantenía su cuerpo, desapareció.
Este, eufórico, pasó una mano por su rostro, como si con aquello pudiera desaparecer toda tensión, aunque sólo fuera un placebo para calmar su desdicha.

Cerrando los ojos con lentitud, los recuerdos de aquel día se proyectaron vilmente.
La perversidad en la que su mente reproducía aquella escena, erizaba su piel. Recordar cómo llenaba a aquella colega, de la cual, no se preocupó por preguntar su nombre, y, la forma tan despiadada en la que esta le hacía pasar el rato saboreando cada rincón de su miembro.
Hasta que aquel momento cambió abruptamente, y tan pronto recordó aquel par de ojos, que sin duda le hacían delirar, maldijo, sintiendo la dureza en su virilidad.

La forma en la que la chica le miraba, como si estuviera decepcionada pero aún manteniendo la firmeza ante el morbo, Pedro se removió incómodo, tratando de alejar aquellos pensamientos.
Sin embargo, tan pronto la escena en la que Aria lo besaba se proyectó en su mente, Pedro sabía que estaba perdido.
Aún podía sentir su calor, la forma suave de sus labios, cómo suspiraba y dejaba guiar.

Tan solo fueron minutos, en los que los probó, pero, se sentía en el jodido infierno, no podría llamarlo paraíso, sabiendo que, era algo tan dulce como prohibido.
La forma en la que el cuerpo de la chica se apegaba a él, hizo que gimiera por lo bajo.
Y, antes de siquiera pensarlo, su mano se encontraba a escasos centímetros de su virilidad, luchando contra su propia moral, si era correcto autocomplacerse bajo el recuerdo de una estudiante.

Este acarició su virilidad, por encima de su vestimenta, replanteando cada decisión  que tomaba. Y, tan pronto la temperatura aumentó, liberó su miembro hinchado.
Con movimientos sutiles masajeó desde la base, sintiendo su propia esencia empapar ligeramente sus dedos.
Sus gemidos eran suaves, permitiéndose disfrutar de cada roce y caricia.
Sus movimientos aumentaron tras imaginar a la chica en la misma habitación que él, como si pudiera sentir sus manos alrededor de su glande mientras con una sonrisa traviesa, lo miraba, dispuesta a probar.

El profesor gimió con más fuerza, sintiendo una extraña corriente albergar en su interior, próximo a su liberación, y, tan pronto su cuerpo se tensó. Este se desplomó en la cama, más relajado.
Sin importarle, aún conservar su semilla en su abdomen.

Este gimió con pesadez, al su mente, perversamente imaginar a la chica encima suyo antes de beber de su producto sin vergüenza alguna. Un claro indicio de que más tarde, ni siquiera podría mirarla a la cara. Sin más, caminó hacia el baño para quitar su propio rastro  y tan pronto regresó a su habitación y tocó las sábanas, este se rindió.

ஜ۩۞۩ஜ

— ¡Siete en punto!, ¡Mierda! — expresó la chica, antes de caer al piso, por su propia torpeza.

No pudo evitar llevarse una mano en la cabeza, al sentir el impacto de esta contra el piso, pero aquello pareció importarle poco, solo tenía el objetivo de llegar a tiempo, o al menos, solo llegar.

𝑻𝑬𝑨𝑪𝑯𝑬𝑹'𝑺 𝑷𝑬𝑻  ;  PEDRO PASCALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora