Esos ojos (Snirius)

Capítulo IV: Nuevo mundo

Cuando Severus ingresó a la habitación donde le habían asignado, se sintió aliviado y nervioso de sus compañeros de habitación. Avery, Mulciber y Rosier. Aliviado porque eran los mismos compañeros de su primera vida y nervioso porque recordaba que su amistad con Lily fue puesta en peligro por defenderlos.

Recordaba haber sido un imbécil por ayudar en las bromas pesadas que hacían a estudiantes de otras casas nacidos de muggles, pero su necesidad de aprobación, de tener personas en quienes confiar sin que lo juzguen y el sentido de que pertenecía a algo fue más fuerte y pudo con él. Todo esto se potencio cuando Lily empezó a alejarse cada vez más de él.

Recordaba sus actitudes, eran bromistas, pero su humor era bastante negro. Sin tabúes, ni tapujos, un humor que compartían, pero que no era bien visto antes otros. Había llegado a un nivel de confianza en el que podrían hablar de muchas cosas, artes oscuras, muerte, la pureza de sangre, entre otros. Eso si, marcado por una invisible jerarquía, pero que allí estaba. De hecho, sus amistades fue la razón de sus peleas y distanciamiento con Lily.

Cuando salieron de Hogwarts el fanatismo los segó a los cuatro, eventualmente sus misiones los fueron separando, Rosier murió antes de que él traicionara al Voldemort y cuando Lily murió, dejó a su suerte a sus dos "amigos". Cuando volvieron a reencontrarse la desconfianza era tal y supo que nada valió la pena, seguir a ese hombre solo acabó con su amada y los que creía eran sus amistades.

Fue el último en ingresar a la habitación así que tomo la cama más incómoda, la que está cerca de la puerta. Los otros lo vieron con ojos escudriñadores, recuerda que en su primer año por estar detrás de Lily no pudo establecer una relación con ellos, pero al ver como se defendía del trío de imbéciles con hechizos novedosos y oscuros lo integraron. Ahora entraba en debate si elegir a Lily o volver a esa extraña "amistad" a su beneficio. Bueno, al menos podía mantener cordialidad.

—Buenas noches, —solo dijo esto y ya había recibido miradas extrañas, siguieron en lo suyo. Olvidaba que era mestizo y ellos sangre puras.

Siguió en lo suyo, ahora puede ver la influencia en su vida que esa manada de idiotas Gryffindors tuvieron en su vida. Si ellos no lo fastidiaban, nunca se concretaría esa amistad con los de su casa y no tendría que elegir entre nadie y podría estar con Lily tranquilamente. Pero antes tenía cosas importantes que investigar.

Habían iniciado sus clases y ya teniendo esos conocimientos de su vida pasada, no se enfocó mucho en aquello. Herbología, transformaciones, duelos y posiciones eran las materias que, sin querer, eran la que más sobresalían, ya sabía en qué libros buscar por lo que no le tomaba mucho tiempo hacer las tareas que enviaban. Si bien en su primera vida era un alumno tímido y excelente, era porque se esforzaba y pasaba horas metido en la biblioteca, pero no sobresalía más allá de lo necesario, nunca le gustó la atención, suficiente con la que conseguía por su enemistad con los Gryffindor; ahora tenía la aprobación y admiración de aquellos maestros por su "talento innato" y ya estaba en la mira de algunos alumnos envidiosos. Aún la bola de imbéciles no lo atacaban, pero las burlas de otros estudiantes se hicieron presentes.

Pero no tenía tiempo para ello. Tenía que investigar de alguna forma lo que McGonagall habló durante la ceremonia de entrada. Entre libros, preguntas discretas a alumnos mayores y escuchando conversaciones ajenas, que lamentablemente fue necesario, pudo armar su propia investigación y ver que tantos cambios había entre este mundo con del que el provenía, porque ya se hizo a la idea de que eran escenarios diferentes. La historia misma era diferente, pero de algún modo, parecía que todo se conectaba a este punto, como si quien quiera que le haya dado esta nueva oportunidad haya mandado al diablo la teoría del caos y su efecto mariposa. Todo se repetía con en su mundo, pero con grandes cambios.