Activo la alarma junto a los sonidos del teléfono, todo esto tras haber comprobado que su nombre no ha aparecido entre mis mensajes.
Apago la pantalla y mientras cierro los ojos me fuerzo a creer que ya me he acostumbrado a esto, que nunca aparecerá un mensaje suyo aún si le busco primero. Me miento, porque todavía lo espero, por eso he apagado el wifi para tener una respuesta cuando a mi mente la imagen del cuarto iluminado con su nombre en la pantalla llegue tan viva que me incite a abrir los ojos solo para comprobar una y otra vez.
No me he acostumbrado a la desilusión a causa de la boba esperanza que me grita que puede ser diferente cada mañana.
2023
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Caramelos de menta
PoesiaÉl tiene en sus ojos el cielo nocturno, con un millar de brillantes estrellas... pero sin luna. En su sonrisa el amanecer y en sus bolsillos caramelos de menta. Inesperadamente se coló en mi corazón; arregló algunas cosas, rompió algunas otras y al...