AS IF THE STARS HAD ALIGNED ✧️ percy jackson

𝐱𝐱. CARVING THROUGH THE DARK

(020)    CARVING THROUGH THE DARK

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         Una vez, un día que ya no podía recordar, Hiroki cayó. El mundo pareció acabarse cuando se raspó y ensangrentó la rodilla. Una parte de su vida parecía desvanecerse con cada gota de sangre, dejándolo asustado y aturdido, una frialdad insoportable se había instalado en su cuerpo mientras intentaba ponerse de pie, pero se encontraba incapaz de hacerlo. Tumbado en el duro pavimento de Nueva York, sus ojos se llenaron de lágrimas doradas y comenzó a sentirse inseguro de si algún día podría volver a caminar. Su madre había examinado su herida (la misma herida que mataría a Hiroki, de cuatro años) y simplemente suspiró, sus ojos oscuros como vacíos cósmicos, absorbiendo toda la luz y revelando poco de las constelaciones que había dentro mientras extendía su mano. mano e instruyó a su hijo;—Siéntate ahora, Hiroki. No es nada grave, sólo un pequeño corte.

Al escuchar estas palabras, Hiroki lloró y sollozó por lo que sintió como el último momento de su existencia, completamente devastado mientras su rodilla sangraba y su mano temblaba, sin consuelo ni salvación, porque su madre no lo entendía. No había visto la manera en que el universo entero se había desmoronado junto a Hiroki, sin su control, sin previo aviso, sin ofrecerle la oportunidad de prepararse. Ella no había sentido su miedo cuando el suelo debajo de él cedió y su cuerpo se estrelló contra el duro pavimento. No se había dado cuenta de cómo las nubes y el sol se habían roto y colapsado desde el cielo junto a él. La madre de Hiroki se quedó allí, desconcertada por su arrebato e incapaz de discernir la verdadera causa de su miedo.

Su padre apareció entonces, levantando a Hiroki en sus brazos justo donde había caído el niño de cuatro años. Hypnos había hablado mucho, calmando el cuerpo tembloroso del niño, pero no fueron esas palabras olvidadas de tranquilidad las que lo calmaron. Fue la fuerza que emanaba del abrazo de su padre lo que lo centró, sosteniendo a Hiroki con la fuerza suficiente para evitar que el universo entero se desmoronara más. En ese momento, encontró un refugio seguro en las manos de su padre, envuelto en tal sensación de seguridad y protección que ya no podía llorar. No tuvo que levantar la vista del pecho de su padre para ver que el sol seguía saliendo alto en el cielo, sin cambios. Que las nubes flotaban arriba, como siempre lo habían hecho y que el suelo debajo permanecía sólido y estable.

Hiroki sabía que el mundo permanecería constante mientras él permaneciera acunado en los brazos de su padre.

Ahora, mientras Hypnos lo miraba fijamente toda una vida después, la luz de las estrellas que una vez iluminaba sus ojos dorados ahora se había extinguido en un abismo inalcanzable. Micah se quedó muy quieto, apenas respirando, mientras percibía el peso de la mirada de Hypnos. Era como si el mundo hubiera llegado a su fin una vez más, dejándolo solo en la oscuridad. El silencio entre ellos se prolongó, cargado de palabras no dichas y emociones no resueltas.

«Basta», dijo el dios. Se atrevió a cuestionarlo; «¿Qué crees que estás haciendo?»

La mano de Micah temblaba ahora, tal como lo había hecho todos esos años antes. Su corazón latía con fuerza en su pecho, amenazando con estallar. Agarró con más fuerza el mango de la guadaña, sus nudillos palidecieron mientras agarraba con fuerza el mango.