EPILOGUE

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EPILOGUE

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       Percy Jackson se despertó con una sensación de tensión tan inmensa que se sentía como un peso pesado presionando su pecho. Aún así, se sentó en su rincón de la habitación y se obligó a seguir su rutina matutina, sin importar cuán infrahumano y distante se sintiera. Dobló su manta y sacó la almohada del shikibuton, el colchón tradicional japonés en el que dormía, enrrollándola antes de guardarla en el armario lleno de ropa infantil sin usar.

La perspectiva de una ducha se sentía demasiado desalentadora en ese momento, por lo que Percy se conformó con salpicarse un poco de agua en la cara. Y mientras se miraba en el espejo, dudó por un momento antes de intentar arreglar su cabello.

Su madre probablemente querría tomar fotografías más tarde, así que intentó restar importancia al desastre grasiento y enmarañado en el que se había convertido.

Era su cumpleaños. Percy no podía pensar en un día menos digno de celebración. 

Cuando salió del dormitorio, encontró a su madre tomando té con Hisa Matsuoka; Las dos mujeres parecían genuinamente contentas mientras estaban sentadas en la mesa circular del desayuno, una expresión serena en el rostro de Sally mientras se reía de algo que dijo Hisa. Era bueno como nada lo había sido recientemente. Entonces, le dió un beso en la mejilla mientras ella se giraba para mirarlo, sus ojos se llenaron de felicidad mientras Sally jadeaba.

—¡Oh, Percy, estás despierto! ¡Feliz cumpleaños, cariño!

Naoki apenas levantó la vista de su desayuno, masticando distraídamente con una mirada borrosa en sus ojos.

—Feliz cumpleaños, hermano.—Gruñó el joven de veintidós años, con la voz todavía teñida de sueño. Levantó la mano como para darle una palmada en el hombro a Percy antes de darse cuenta de que estaba demasiado lejos para alcanzarlo. Se conformó con un gesto perezoso con el pulgar hacia arriba.

Percy soltó una risa tranquila mientras se unía a ellos en la mesa, sentándose junto a su madre. Hisa le sirvió una taza de té, de color azul brillante, hecho con flores de guisantes y hierba de limón seca.

—Sally me informó de tus preferencias, Percy. No dudes en preguntar cosas. Somos familia.

Empezó a servirle un plato de entre las opciones dispuestas sobre la mesa; Arroz azul pálido, que él nunca había visto antes, con brotes de soja y pepino, huevos duros salados y salmón.

—Preparé nasi kerabu, un plato malayo. Sentí que podrías disfrutarlo.—Hisa lo miró con gentil bondad, sus ojos parecían un abismo profundo e interminable mientras hablaba.—Feliz cumpleaños, Percy Jackson. Que este día te traiga alegría y que el año que viene esté lleno de bendiciones y felicidad.

Percy logró esbozar una leve sonrisa.

El malestar asfixiante que se había apoderado de su pecho se negaba a disiparse.

—Gracias.—Dijo, y comió a pesar de la sensación repugnante en sus entrañas.

Sonrió, pero lo único que podía pensar era en lo despreciado que era, porque el cuarto asiento en la mesa no era para él, e incluso cuando Sally le entregó un regalo que lo habría hecho llorar cualquier otro día; Una patineta, la misma que había deseado desde su duodécimo cumpleaños... Y, mientras los flashes de su cámara se disparaban, Percy sólo podía pensar en Micah.

AS IF THE STARS HAD ALIGNED ✧️ percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora